Durante años los científicos no habían podido explicar el origen de una extraña protuberancia observada en la atmósfera de Venus. Sin embargo, un reciente estudio ha planteado que las gigantescas cordilleras existentes en el planeta serían las causantes de una colosal onda de gravedad.
Nuestro planeta es muy parecido a Venus, y comúnmente se les llama planetas hermanos; por estar cerca y por ser rocosos; sin embargo sabemos que Venus es un territorio totalmente hostil y ardiente en el que sería casi imposible, que, la vida tal como la conocemos, pueda sobrevivir.
En la atmósfera superior de Venus existe una estructura con forma de arco de 10.000 kilómetros de ancho que se encuentra en movimiento. Fue descubierta por el orbitador Akatsuki en una misión sobre Venus en 2015.
Sin embargo, esta no es la única cosa anómala que ocurre en Venus. Dicho planeta posee una rotación retrógrada, que significa que gira en dirección opuesta a la rotación del Sol, al igual que Urano, y de forma diferente a los demás planetas de nuestro Sistema Solar. Además, un solo día en Venus toma 243 días terrestres; y para que el planeta gire alrededor del Sol se necesitan 225 días terrestres, por lo que un día venusiano es más largo que un año en ese mismo planeta; algo totalmente de locos.
Como si esto no fuera poco, la atmósfera del planeta gira aproximadamente 60 veces más rápido que el planeta, realizando un giro cada cuatro días. Estos movimientos «fuera de serie» generan vientos de hasta 400 kilómetros por hora. Los científicos llaman a este fenómeno «superrotación», e impediría la existencia de ondas gravitatorias estacionarias, como el bulto observado en la atmósfera del planeta.
Los investigadores escribieron en un estudio realizado en 2017:
Durante varios días de observación, la estructura en forma de arco permaneció relativamente fija en posición sobre la montaña en la superficie que gira lentamente, a pesar de la superrotación atmosférica de fondo. Sugerimos que la estructura en forma de arco es el resultado de una onda de gravedad atmosférica generada en la atmósfera inferior por la topografía de la montaña que luego se propaga hacia arriba”.
Para confirmar lo planteado, el científico planetario Thomas Navarro y sus colegas de la University of California Los Angeles, diseñaron diversas simulaciones por computadora de Venus junto a su atmósfera. Los resultados obtenidos estuvieron en «un acuerdo notable con las observaciones durante cuatro días solares de Venus de 2015 a 2017»; según detallaron en el estudio.
Los investigadores también detectaron que las ondas podían causar otros efectos en la rotación del planeta, generando fluctuaciones en la presión atmosférica que ralentiza la rotación. Y aunque el efecto causado es realmente mínimo, aproximadamente de unos minutos al día en Venus, podría contribuir a aclarar las interrogantes relacionadas a las mediciones de la tasa de rotación en Venus.
Además, el equipo descubrió que estas ondas podrían tener un efecto en la rotación del planeta, causando fluctuaciones en la presión atmosférica que finalmente ralentizan la rotación.
Hasta ahora los científicos no pueden establecer por qué Venus gira de forma tan lenta o por qué tiene rotación retrógrada. Una sugerencia para la extrema lentitud en la rotación es la fricción generada contra la densa atmósfera, y debido a esto no se podría descartar que la onda de gravedad tenga un efecto en la rotación.
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