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lunes, 22 de octubre de 2018

Las misteriosas piedras de Aztlán describen la visita extraterrestre hace miles de años

En el año 1999, en la zona desértica conocida como El Toro, en Ojuelos, en el estado mexicano de Jalisco, mientras exploraba el área, El Dr. Pablo García Sánchez encontró algunos de los mas bizarros artefactos de la antigüedad, un grupo de piedras que parecen describir la visita de seres extraterrestres, y según estudios, eso ocurrió hace 27 mil años.


Los artefactos son quizás los más controvertidos en México debido a lo que representan. En una extraña fusión de estilos artísticos mesoamericanos, las piezas parecen mostrar platillos voladores, los típicos "alienígenas grises", como informan los abducidos por OVNIs, seres en trajes espaciales y escenas alegóricas del espacio exterior, junto con extravagantes animales y extraños fragmentos de escritura que recuerdan a glifos mayas. Lo que se ha interpretado como mapas de las estrellas también se ha encontrado en algunas de estas piedras. En la colección en estudio, hay algunas representaciones de la parte central del calendario azteca o piedra solar, con la cara central del sol reemplazada por una cara alienígena gris más estilizada y de aspecto más extraterrestre.



Los materiales utilizados y la pericia con la que se crearon los objetos desconciertan a los investigadores. Uno de ellos es una gran cabeza extraterrestre, que está formada por varios tipos de piedra y roca. Está tan bellamente terminado que no es perceptible un solo borde entre los materiales.

Según “informes” de los investigadores, algunos artefactos fueron analizados utilizando los métodos de carbono 14, llegando a la conclusión de que datan de hace al menos 27000 años. 

En 2015, el Dr. García publicó un libro sobre los estudios realizados por su grupo de investigación llamado Aztlán y los Aztecas: Una historia más completa de la humanidad. El libro comienza con la premisa de que el área en donde se encontraron los artefactos era parte del mítico punto de origen que los aztecas llamaban Aztlán, y que las piezas descubiertas muestran una clara influencia de fuera de este mundo en los inicios de la civilización azteca, en la tierra natal de Aztlán.

Las piezas encontradas por el Dr. García no fueron las únicas halladas, también un agricultor encontró no menos de 3000 de estos artefactos en una cueva. Varios de ellos fueron enviados al investigador austriaco de artefactos Klaus Dona, quien también investigó.



Dona concluyó que de esos 3000 objetos, 2500 están hechos de piedra, variando en tamaño desde aproximadamente un medallón hasta 50 centímetros. El resto está hecho de caolín, un mineral de arcilla que hoy en día se utiliza para hacer cerámicas y materiales ignífugos.

Con nuestra tecnología actual, el caolín no puede ser grabado o pulido, uno tendría que usar un molde para hacer tal artefacto. Sin embargo, nunca se han encontrado moldes, y además de eso, crear un molde para un solo objeto, ya que no hay dos piezas iguales, es una forma de trabajo muy ineficiente y que consume mucho tiempo.

Parece que hay un esmalte usado sobre la superficie de las piedras, que no es un esmalte sino un método antiguo usado para sellar las piedras.

En muchos objetos hay una capa delgada de pátina, pero cuando Dona la humedeció, para su propia sorpresa, se desprendió fácilmente. Luego pensó que era falso, pero según un experto que consultó, esto era correcto. La pátina no se adhiere permanentemente al caolín, ni siquiera después de cientos de años.



Para hacer la historia aún más desconcertante, entre los 3000 artefactos en la cueva también se descubrió un cráneo de cristal.

Aparte de los artefactos hallados por el Dr. García y las halladas en la cueva, los investigadores creen que hay miles de estos artefactos en colecciones privadas en todo el mundo, y muchos de ellos en las casas particulares de las familias locales.

Los investigadores también dicen que de acuerdo a los estudios realizados a los artefactos, no hay evidencia de que estos sean falsos. --Pero otros no piensan así.



Los críticos y las personas que en general sienten curiosidad por los problemas que plantean estas piezas exigen más investigación científica sobre estos hallazgos. Esto no se ha producido, ya que los grupos arqueológicos e históricos estatales y nacionales de México se niegan a examinar estas piezas y descartan todo el asunto de Ojuelos como un burdo engaño.

Si bien esto puede ser cierto, tal vez tengamos en frente un ejemplo indiscutiblemente bien elaborado de un engaño proveniente de un rincón remoto de Jalisco, ... o tal vez sea una prueba más de que los antiguos habitantes terrestres estuvieron en contacto con seres provenientes de otros mundos. Tú decides.

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