No todos los días un objeto espacial misterioso llega a nuestro sistema solar procedente de otra estrella. Bueno, el mes pasado, astrónomos lograron detectar un cuerpo de estructura metálica, con brillo, velocidad y órbita inusual; al cual catalogaron como un asteroide, a pesar de su extraña y alargada forma, y fue denominado «Oumuamua». Ahora, un grupo de astrónomos e ingenieros quieren aprovechar la ocasión para enviar una sonda a este «asteroide» y estudiarlo.
Es más que obvio que el nivel de sorpresa que ha causado «Oumuamua» en los investigadores es tremendamente amplio. Esto puede demostrarse con la súbita decisión de enviar una cohete con una sonda a perseguirlo y estudiarlo; una iniciativa que ha sido denominada «Proyecto Lyra».
Hay que aceptar que esta idea es un «poco loca», sin embargo, los astrónomos que impulsan esta iniciativa creen que podría valer la pena; y su gran interés yace en que a pesar de que se cree que es un asteroide, es totalmente diferente a cualquier otro asteroide que los humanos hayan observado anteriormente.
El asteroide con forma de cigarro es hasta 10 veces más largo que ancho, una forma nunca antes vista en un asteroide en el Sistema Solar. Es rocoso, y posiblemente rico en metales, y enrojecido por la irradiación cósmica.
Se ha establecido que viene procedente de la estrella Vega en la constelación de Lyra, a una velocidad vertiginosa de 95,000 kilómetros por hora (59,000 millas por hora).
Inicialmente se dijo que provenía de la órbita de Vega, pero habría llevado 300,000 años llegar a esa velocidad. Debemos tener en cuenta que hace 300,000 años, Vega estaba en una posición diferente en el cielo.
Otros estudiosos creen que «Oumuamua podría haber salido de Vega, haberse perdido en el espacio, y posteriormente haber viajado solo y sin rumbo, durante cientos de millones de años».
Esta interrogante solo podremos responderla investigando, y una forma de hacerlo, según los investigadores, es yendo al mismo asteroide. Aparte de resolver el misterio de este cuerpo espacial, podríamos comprender de mejor manera cómo el sistema solar se formó, así como sobre los asteroides extrasolares, que pueden ingresar a nuestro Sistema Solar con más frecuencia de lo que pensamos.
Por esta razón un colectivo voluntario de científicos e ingenieros llamado Initiative for Interestelar Studies quiere enviar un cohete para verificarlo. Aunque ya tenemos experiencia aterrizando en cometas, que podría ser una tarea similar, no lo es; llegar a Oumuamua y posarnos sobre él sería mucho más complicado que aterrizar una sonda en el cometa 67P / Churyumov-Gerasimenko, y tengamos en cuenta que ese fue un asunto muy complicado.
Pongámoslo simple: El mayor desafío para llegar «Oumuamua» es alcanzarlo. El cometa 67P orbita al Sol, por lo que no va a ninguna parte, pero «Oumuamua» ya está dirigiéndose en su salida de nuestro Sistema Solar a una velocidad vertiginosa.
Mientras más se acercaba al Sol, aumentaba la velocidad y, desde el 20 de noviembre, alcanzó los 138,000 kilómetros por hora (85,700 millas por hora, o 38.3 kilómetros por segundo). Se espera que pase la órbita de Júpiter en mayo de 2018.
Ahora tengamos en cuenta estos datos: A Rosetta le tomó 10 años llegar al cometa 67P a 510 millones de kilómetros (317 millones de millas) de la Tierra. A la sonda Juno de NASA le tomó 5 años para alcanzar la órbita de Júpiter, a 588 millones de kilómetros (365 millones de millas) de distancia.
Incluso la sonda New Horizons, que rompió el récord de velocidad de lanzamiento desde la Tierra, y el Voyager I, el objeto humano más rápido en salir del Sistema Solar, tenían de la mitad de la velocidad actual de «Oumuamua». New Horizons se lanzó a una velocidad increíble de 58,536 kilómetros por hora (36,373 millas por hora), y la velocidad del Voyager I es de 61,200 kilómetros por hora (38,000 millas por hora).
Pero este desafío técnico, dice la Iniciativa, vale la pena en sí mismo.
«Además del interés científico de obtener datos del objeto, el desafío de alcanzar el objeto podría estirar la actual limitación tecnológica de la exploración espacial», escribieron los investigadores en su artículo.
«Por lo tanto, el Proyecto Lyra no solo es interesante desde un punto de vista científico sino también en términos del desafío tecnológico que presenta».
Entre los elementos clave se encuentran el tiempo de viaje, la velocidad de la nave espacial, la energía característica y la velocidad del asteroide. Los investigadores han modelado, con fechas de lanzamiento entre 5 y 30 años a partir de ahora. En base a esto nos preguntamos: ¿cuánta velocidad se necesitaría para que una sonda logre alcanzar a «Oumuamua»?.
Los investigadores podrían darnos un cálculo; sin embargo, esta velocidad se ha basado en la velocidad de entrada de «Oumuamua» de 95,000 kilómetros por hora. Gradualmente volverá a esa velocidad, pero no hasta que pasen algunos años.
Tal vez con las tecnologías de propulsión actualmente en desarrollo, como las velas solares, o las velocidades más altas de las naves espaciales podría permitir que la sonda logre alcanzar a «Oumuamua». ¿O es posible que la «tecnología imposible» del motor Em Drive sea usada para lograr este cometido? Tengamos en cuenta que informaciones filtradas aseguran que NASA ha venido desarrollando esta tecnología.
«Un resultado importante de nuestro análisis es que el valor de una infraestructura de emisión de láser del Proyecto Stars de Breakthrough Initiatives brndaría la flexibilidad para reaccionar rápidamente ante eventos inesperados futuros, como enviar un enjambre de sondas al siguiente objeto como 1I/’Oumuamua», escribieron los investigadores en su artículo.
«Si tal infraestructura se tuviera hoy, las misiones de interceptación podrían haber llegado a 1I/’Oumuamua en solo un año».
El artículo científico ha sido publicado en arXiv.org.