El próximo día 31 de diciembre tendrá un segundo más de duración, por la aplicación del denominado ‘segundo intercalar’, utilizado para equilibrar la diferencia existente entre el tiempo astronómico y el tiempo de uso civil en los relojes (UTC).
El próximo día 31, cuando la inmensa mayoría de los españoles se encuentren comiendo las uvas en los últimos instantes de 2016, para celebrar la llegada del nuevo año, no se darán cuenta de que ese último minuto del ‘año viejo’ no tendrá 60 segundos… sino 61. Es decir, habrá un segundo ‘extra’ o adicional para compensar la ralentización de la Tierra. Los relojes en gran parte del globo terráqueo mostrarán una hora casi nunca antes vista: 23:59:60 (en lugar de pasar de 23:59:59 a 0:00:00).Según ha publicado la revista Popular Mechanics, este segundo ‘extra’ o ‘bonus’ que tendrá 2016 se explica por los denominados científicamente segundos ‘intercalares’, que se aplican para compensar la diferencia existente entre el tiempo astronómico y el tiempo universal coordinado (UCT) que se utiliza para los relojes.
En situaciones muy puntuales, cada tanto, los relojes pasan de las 23:59:59 a las 23:59:60 UTC (y entonces sí después se pasa a las 0:00:00 del día siguiente). La última vez que sucedió esto fue en junio del pasado año. En esa oportunidad, el segundo ‘extra’ tuvo lugar en España exactamente a las 2:59:59 por la diferencia horaria, de acuerdo a la regulación del Servicio Internacional de Rotación de la Tierra. Por lo general la medida se aplica cuando la diferencia entre la hora UTC y la hora astronómica asciende a más de 0,8 segundos en un año.
A la hora de percibir el transcurso del tiempo, advertir un segundo ‘intercalar’ es prácticamente imposible para los humanos. Son cambios tan pequeños que las personas no se dan cuenta de lo que ocurre. Pero el escenario para el mundo de la informática y los ordenadores es muy diferente… y mucho más preciso.
Por este motivo, cualquier circunstancia que ‘descuadre’ la evolución temporal predeterminada en las máquinas puede constituirse un enorme problema. El fenómeno que puede tener lugar el último día de este año amenaza con causar verdaderos estragos en la Red, según la prestigiosa publicación.
Principalmente, uno de los principales factores de alarma tiene que ver con Google. La empresa administra protocolos de Internet que sincronizan los relojes de los sistemas operativos. Por lo tanto, los dispositivos revisan frecuentemente estos protocolos para asegurarse de que tienen la hora correctamente. Una solución sería añadir un segundo extra a los servidores. Sin embargo, no es tan fácil. Como apunta Google, la mayoría de los ordenadores y sistemas operativos no entienden de ese segundo 61, por lo que las terminales podrían padecer alteraciones significativas de funcionamiento.
En 2012, el ‘segundo intercalar’ que se añadió en junio provocó incidencias graves en servicios como Reddit o la plataforma de páginas Gawker (que aloja páginas tan populares como Kotaku), ya que el software no estaba preparado para entender la hora 23:59:60.
26 segundos añadidos en los últimos 44 años
Con el de junio de 2015, hasta ahora han sido 26 los segundos intercalares que hemos añadido desde que se propuso este sistema, en 1972. Como la rotación de la Tierra no es estable (y porque a largo plazo se frena por la interacción de la Luna), esto provoca que el tiempo astronómico termine adelantando al tiempo civil (el de uso convencional que tenemos las personas).
El tiempo astronómico se mide con un sistema denominado TAI y el tiempo civil, con el UTC/GMT. Es necesario mantener ambos sincronizados. Cuando la diferencia entre ellos se aproxima a 0,7s, deben aplicarse los segundos intercalares para mantener la ‘armonía’ o el equilibrio entre ambos sistemas.
A diferencia de los años bisiestos (en los que añadimos un día extra cada cuatro años para compensar el hecho de que la Tierra tarda un poquito más de 365 días en completar una vuelta alrededor del Sol), los segundos intercalares no son regulares. La anterior ocasión en que se añadió un segundo intercalar, antes de la del pasado año, fue el 30 de junio de 2012, como quedó dicho (siempre se añaden o el 30 de junio o el 31 de diciembre, o en ambos, como pasó en 1972).
Para que se produzca una diferencia entre los tiempos, que requiere la aplicación de segundos ‘extra’, hay determinados factores concretos:
La rotación del planeta no es perfecta. A la larga tiende a desacelerar, pero esto no es lineal. La Tierra se desacelera por la interacción con la Luna, pero como los continentes todavía se están elevando sobre el océano desde la última edad de hielo (cuando el peso de los glaciares hizo que se hundiesen) esa desaceleración no es tan rápida como se podría esperar.
La duración del día también puede acortarse por otros fenómenos naturales, como los grandes terremotos. Éstos pueden ‘comerse’ microsegundos de manera gradual, que se van acumulando con los años.
Una rama científica ha sugerido que lo que se podría hacer, en lugar de añadir estos segundos intercalares cuando hagan falta es añadir una hora extra cuando pasasen suficientes años (algo que ocurriría en siglos).
Otra propuesta, aunque cobra menor fuerza, es directamente eliminar los segundos intercalares (algo que provocaría que, en 2100, el desfase entre el reloj atómico y el reloj civil fuese de entre dos y tres minutos).
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