Para los aficionados al cine apocalíptico los resultados de este estudio pueden resultar ligeramente decepcionantes.

Resulta curioso como los aficionados a las películas sobre desastres probablemente quedarían defraudados. Un asteroide genera una fuerza de impacto puntual, y las olas que nacen de ese tipo de fuerzas pierden fuerza muy rápido. En otras palabras, que no generaría tsunamis de decenas de metros de altura que devoren Nueva York.
No, la máxima preocupación del impacto de un asteroide contra el mar es el vapor de agua.
“La parte más importante del efecto sobre el océano sería la súbita inyección de vapor de agua sobre la estratosfera y sus posibles efectos sobre el clima” explica Gliser. Sus simulaciones muestran como una roca de 250 metros de diámetro podría vaporizar hasta 250 millones de toneladas métricas de agua.
Al entrar en la troposfera, ese vapor de agua puede caer en forma de lluvia de manera bastante rápida, pero el que llegue hasta la estratosfera no caerá tan rápido, y puede actuar como un potente agente de efecto invernadero.
Por supuesto, hablamos de un caso muy especial. La mayor parte de los meteoritos se evaporan en nuestra atmósfera. Los más pequeños tienden a explotar en el cielo y sus restos caen al mar produciendo muy poco vapor y unas olas inofensivas para la costa.
En general, los cálculos de Gliser y su equipo muestran que los asteroides sobre el océano suponen mucho menos peligro para los seres humanos que si cayeran sobre tierra firme. Solo hay una excepción y es si el asteroide cae muy cercano a la costa.
Un impacto en el agua junto a la línea de la costa sería muy peligroso. En este caso, los tsunamis que devoran ciudades de tu película de serie B favorita sí que podrían ser una realidad.
(Fuente: gizmodo.com)
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