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martes, 27 de diciembre de 2016

Extrañas personas que cambiaron a otras dimensiones

La idea de realidades paralelas más allá del nuestra no es nueva, sin embargo, ¿qué pasaría si un día te despertaras en una vida completamente diferente? Como recordaréis, en 2008 una mujer llamada Lerina García, aseguró despertarse una mañana en una cama diferente a la suya y con un trabajo que no era el mismo. Muy posiblemente se trate de uno de los casos más sorprendentes sobre universos paralelos de la historia. Pero hay muchos más. Y todos ellos parecen ser la evidencia que en ocasiones y sin tener conocimientos de ello, las personas acceden a realidades paralelas. A continuación, algunas de estas historias que desafina todas las leyes de la física.

Todo cambia en un segundo
En la edición de septiembre de 1956 de la revista FATE explicaron la curiosa historia de una mujer que al parecer cambió a otro universo paralelo en 1934. Según los informes, en otoño de ese año una mujer llamada Miriam Golding tuvo una experiencia inusual, mientras que se encontraba en el ascensor con su prometido en Chicago. El ascensor estaba lleno de gente, y cuando Miriam se bajó en el piso equivocado se encontró con que no podía volver debido a la multitud de personas, por lo que decidió esperar al próximo ascensor. Fue entonces cuando descubrió que no se encontraba en el edificio, sino en una estación de tren.
La enorme estación estaba llena de viajeros y en la megafonía se podía escuchar los anuncios de las llegadas y salidas de los trenes. Miriam se dirigió a un puesto de información donde había una mujer, pero esta la ignoró por completo. Sorprendida, Miriam siguió una serie de señales que indicaban el camino hacia la calle. Pero cuando salió se dio cuenta de que no se encontraba en Chicago. Ella fue recorriendo las calles y se dio cuenta de que todo el mundo la ignoraba, como si nadie la viese.
Pero después, vio a un niño confundido de pie en la acera. Miriam se acercó y le pregunto qué le pasaba. Y el niño la miró, por lo que fue la primera persona en reconocer su presencia en ese extraño lugar. La joven sonrió levemente y le dijo: “Supongo que también te bajaste en el piso equivocado”.

Los dos caminaron juntos por la calle, al mismo tiempo que eran ignorados por su alrededor. Miriam y el pequeño llegaron a una playa. A lo lejos había un banco de arena con varias mujeres. Para sorpresa de Miriam, una de las mujeres era curiosamente la hermana de su novia. Fue entonces cuando las mujeres llamaron a Miriam y su joven compañero. El chico intentó nadar hasta el banco de arena, pero las olas le hacían volver a la playa. Y de repente, el banco de arena desapareció.
Miriam cerró los ojos con exasperación, desilusión y cansancio, y luego fue superada por la extraña sensación de flotar en el espacio. Después de algún tiempo de esta extraña sensación, abrió los ojos y se encontró a sí misma, sentada encima de un taburete en el edifico, de noche, lo que sugiera que había estado allí durante al menos varias horas. Desorientada, Miriam buscó a su prometido, pero no lo encontró y decidió regresar a su casa. Cuando llegó, su prometido estaba preocupado por la desaparición de Miriam y había decidido esperar en casa. Curiosamente, la hermana de su novio, a la que Miriam había visto en el misterioso banco de arena, afirmó que había visto a Miriam caminando en la ciudad e incluso la había llamado, pero ella parecía estar centrada en acompañar a un joven muchacho. Hoy en día, la historia de Miriam continúa siendo un misterio.

Una civilización diferente
Otro caso publicado en la revista FATE en abril de 1959 fue la experiencia de Frances E. Peterson, de Keokuk, Iowa, que en 1935 viajaba a casa con su marido y sus cuatro hijos después de pasar un fin de semana en Misuri. Durante el camino tomaron un desvió hasta un paisaje rústico. Cuando llegaron al final del pintoresco paisaje vieron a varias mujeres con sombreros de sol y faldas largas con cubos de madera llenando agua de un pozo. También había hombres con largas barbas y vestidos con ropa de épocas pasadas. Parecían estar cuidando rebaños de ovejas y cabras o recogiendo leña.

Debido a que se quedaron enamorados de la pintoresca escena, la familia preguntó a los habitantes de un pueblo cercano sobre el “asentamiento”, sin embargo, les dijeron que no existía ese lugar, en esa zona no vivía nadie. Convencidos de que realmente existía, Frances y su marido regresaron al lugar varias veces después, pero no encontraron ninguna evidencia de los inusuales lugareños en el valle. Todo esto sugería que la familia había sido transportada temporalmente algún punto poco comprendido entre las diferentes realidades.

Más allá que una aventura
Un caso interesante de viajes a otra dimensión ocurrió en 1956, cuando un cazador de tesoros llamado Ron Quinn, su hermano Chuck y algunos amigos se encontraba en las montañas del sureste de Arizona en busca de misteriosos tesoros perdidos españoles y minas de oro. Tres semanas después de comenzar su aventura, los aventureros establecieron un campamento una noche, y en esa misma noche vieron dos grandes bolas de luz de color verde azulada flotando en el cielo oscuro y estrellado. Los desconcertados aventureros determinaron que no eran bengalas, ni ningún tipo de aeronave conocida.
Las extrañas bolas de luz estuvieron revoloteando por la zona durante varios minutos antes de desaparecer detrás de algunas montañas. La noche siguiente, sucedió el mismo fenómeno. Cuando explicaron su experiencia a un vaquero llamado Louie Romero, este les dijo que las luces inexplicables eran un fenómeno muy recurrente en la zona, y llevaban apareciendo desde 1939.
En un momento durante sus viajes, el grupo de aventureros pasó por lo que parecía un arco de piedra, que destacaba por ser una especie de anomalía en el paisaje, un objeto fuera de lugar. Un nativo les explicó que el arco de piedra estaba rodeado de extrañas historias y rumores, como que si una persona pasaba a través de la puerta no volvía a salir, y que los objetos lanzados no aparecían al otro lado, ganándose el nombre “Portal de los dioses”. También había quien aseguraba que en ocasiones aparecían personas del “portal” como si fueran fantasmas.


Cautivado por todas estas historias extrañas, Quinn y su equipo decidieron volver para encontrar el misterioso arco e investigarlo. Cuando lo encontraron hicieron todo tipo de experimentos, como tirar objetos a través de él, pero no pasó nada. Cada vez más escépticos, algunos de los miembros del equipo decidieron regresar. Sin embargo, días después ocurrieron extraños acontecimientos. Un día, mientras se encontraba cerca del portal recogiendo algunas geodas, Roy y otro miembro del equipo vieron como el arco de piedra emitía unos reflejos y un calor intenso, a pesar de que era enero. El extraño fenómeno duró unos pocos minutos, tiempo suficiente para sentir una creciente presión dentro de sus oídos.
Pero el incidente más extraño ocurrió años después de que la expedición hubiera terminado. Cuatro años después Chuck Quinn decidió regresar al portal de piedra. El aventurero subió por las empinadas laderas rocosas, hacia el arco, parando para tomar un poco de aire. Fue aquí mientras miraba hacia el oeste sobre el majestuoso paisaje cuando se dio cuenta de que había un cañón que no debería estar allí. Desconcertado, descubrió que se encontraba a un kilómetro de distancia por donde había subido. De alguna manera fue transportado a un lugar diferente. El extraño suceso lo convenció de que, efectivamente, había algo extraño en el arco de piedra y se marchó para siempre de ese lugar. ¿Era el arco de piedra una especie de puerta de entrada a otra dimensión?
Esto son solo algunos de los casos que parecen demostrar que hay una conexión entre las diferentes dimensiones y que por algún motivo que desconocemos, en ocasiones podemos acceder. Está claro que para algunos son simples historias, pero para otros son evidencias de la existencia de universos paralelos.
¿Alguna vez has tenido experiencias similares? ¿Te atreves a explicarlas?

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