Científicos están planificando cómo mandar el «saludo perfecto» a otros mundos
Los científicos de METI (Messaging Extra Terrestrial Intelligence) se han propuesto intentar contactar con planetas lejanos partiendo de una regla básica de educación: decir «hola» primero. El proyecto de esta nueva organización, con sede en San Francisco (California), pretende invitar a la conversación enviando señales de radio o láser a Próxima b, el exoplaneta potencialmente habitable que rodea a Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sol, y luego a destinos más lejanos, que se encuentren a cientos o miles de años luz de distancia.
La novedad del proyecto radica en que este sería el primer esfuerzo para enviar mensajes potentes, repetidos y deliberados al espacio, apuntando a las mismas estrellas durante meses o años. Una gran parte de la misión se centrará en averiguar cómo elaborar el saludo perfecto.
Mensajes sin éxito
El problema es que no hay regulaciones para enviar señales al espacio y los anteriores esfuerzos llevados a cabo para conectar con los extraterrestres se hacían de forma dispersa. A principios de los años 70, la nave espacial Pioneer 10 y 11 de la NASA llevó un mensaje en forma de placa de oro y un registro fonográfico, incluyendo el puntero reproductor. Frank Drake, del Instituto de Inteligencia Extraterrestre de Mountain View (California), conocido como SETI, emitió un mensaje de radio que podía ser ensamblado en un pictograma de imágenes. También se han enviado al espacio aritmética, conciertos de Vivaldi y Gershwin e, incluso, la canción «Across the Universe» de los Beatles. Sin embargo, pese a los intentos de comunicación, el resultado ha sido infructuoso durante décadas de escrutinio de mensajes alienígenas en el cosmos.
Ahora, el SETI y la Universidad de California en Berkeley lanzan el proyecto «Breakthrough Listen» para finales del 2018, con el que pretenden explorar el espacio con la esperanza de encontrar alguna firma de tecnología alienígena. El empresario ruso Yuri Milner, que ya participó anteriormente en otros proyectos espaciales, financiará los 100 millones de dólares que cuesta la iniciativa.
El presidente de METI y exdirector de Composición Interestelar de Mensajes en el SETI, Douglas Vakoch, cree que el proyecto es necesario «si queremos iniciar un intercambio a lo largo de muchas generaciones, queremos aprender y compartir información». También Seth Shostak, astrónomo senior del SETI, «estaría feliz» de ver consolidado el proyecto, puesto que cree «que hay algo que aprender, nada que temer, y al menos la posibilidad de descubrir algo verdaderamente revolucionario: tenemos compañía cerca».
En la misma línea que los anteriores se encuentra también la tesorera de METI y exbailarina de Ballet, ahora directora del Silicon Valley, Dalia Rawson: «Al reflexionar sobre cómo podemos comunicar lo que significa ser humano para alguien que no es humano nos vemos de manera diferente: al mirar nuestros cuerpos, movimientos y danza a través de los ojos de un extranjero, ganamos una renovada apreciación de lo que significa ser humano únicamente».
Voces en contra
Sin embargo, el proyecto no está exento de polémica. Algunos se preguntan: si los alienígenas son hostiles, ¿realmente queremos que sepan dónde estamos? El escritor de ciencia ficción David Brin y el físico teórico Stephen Hawking consideran que «no debemos llamar la atención sobre nosotros mismos». Por su parte, el físico Mark Buchanan también ha escrito en la revista Nature Physics que «casi no tenemos idea de si es probable que los extraterrestres sean peligrosos».
El METI, que será el anfitrión de dos talleres en París y San Luis el próximo año, ya planea comenzar a recaudar el millón de dólares necesarios anualmente para el personal y construir o pedir prestado un potente transmisor en un lugar remoto.
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