Profecías y Revelaciones dadas a Luz de María
Nuestro Señor Jesucristo
31.12.2015
31.12.2015
Hijos, no se alejen de Mí. Vengan, Mi Amor les reclama. CUANDO MIREN BRILLAR EN EL CIELO LO QUE SE ACERCA MÁS Y MÁS A LA TIERRA, INVITEN A MI MADRE CON EL AVE MARÍA PARA QUE SUS ÁNGELES LES PROTEJAN, será la oscuridad anunciada la que llegará y se apoderará del mundo, acrisolando a Mi Pueblo, a ése que Me ha desalojado y arrojado de su corazón.
La Santisima Virgen María
08.10.2015
08.10.2015
Hijos Míos:
LLEGARÁ A LA TIERRA UN COMETA Y PROVOCARÁ LOS TRES DÍAS DE OSCURIDAD TAN ANUNCIADOS POR MÍ. Tres días durante los cuales deben permanecer en sus hogares, mantener las ventanas de sus hogares selladas para que la luz de los terribles rayos y centellas que caigan de arriba, no les hagan daño a ustedes, puesto que detrás de los rayos y las centellas, los demonios a la vez darán muerte a un sin número de Mis hijos, y Yo, con gran dolor, derramaré Mis lágrimas sobre ellos.
Nuestro Señor Jesucristo
04.07.2015
04.07.2015
La oscuridad cubrirá a la humanidad por tres días, durante los cuales serán acrisolados como nunca antes debido al pecado sin medida al que ha llegado el hombre.
Nuestro Señor Jesucristo
17.09.2014
17.09.2014
YO LLAMO A MI PUEBLO FIEL, A ESE QUE ME AMA “EN ESPÍRITU Y VERDAD”, A MANTENERSE EN PIE YA QUE LA OSCURIDAD FÍSICA LLEGA Y ALCANZARÁ TODO EL GLOBO TERRÁQUEO. Será un evento Cósmico y la Tierra será oscurecida y se estremecerá con fuerza, pero aquellos que temen Mi Justicia es porque no Me conocen a profundidad, es porque ignoran que aún ejecutando Mi Justicia, ésta lleva implícita Mi Misericordia, de lo contrario todo sería aniquilado.
Nuestro Señor Jesucristo
04.07.2010
04.07.2010
La oscuridad llegará por tres días, superando al astro sol. Estos días parecerán interminables.
Nuestro Señor Jesucristo
02.07.2010
02.07.2010
Hijos Míos: tres días permanecí en el sepulcro para luego Resucitar. Así ustedes serán privados de la luz por tres días. Pasados estos días RESPLANDECERÁN COMO RESPLANDECE LA LUZ, QUE NO SE OCULTA.
Visión de Luz de María sobre los Tres Días de Oscuridad
En los últimos mensajes, el Cielo me ha dado a sentir la premura en que vivimos. Es una sensación de agradecimiento por la Palabra Divina y a la vez de angustia por cuanto se cierne sobre la humanidad.
Mi Esposo Divino me presentó una balanza. La balanza tenía, en un lado la voluntad del hombre que pesaba más, y del otro la Voluntad Trinitaria, que en este momento está despreciada.
Al venir los acontecimientos, miré cómo el lado de la balanza donde estaba la Voluntad Trinitaria pesaba más, - en ese momento la balanza se inclinó hacia la Voluntad de Dios - y el hombre sufría y sufría sin parar.
Mi Esposo Divino me dijo: Amada Mía; mira, ya la balanza está inclinada hacia Mi Voluntad. Ahora con el sufrimiento, la naturaleza duplicará su sentir contra el hombre.
Sé que vendrá muy pronto un gran sismo. Sé que habrá un atentado que causará asombro a toda la humanidad. Sé que todo esta tan, tan cerca del hombre, que cada día es realmente una bendición.
Mi Esposo Divino me presentó una balanza. La balanza tenía, en un lado la voluntad del hombre que pesaba más, y del otro la Voluntad Trinitaria, que en este momento está despreciada.
Al venir los acontecimientos, miré cómo el lado de la balanza donde estaba la Voluntad Trinitaria pesaba más, - en ese momento la balanza se inclinó hacia la Voluntad de Dios - y el hombre sufría y sufría sin parar.
Mi Esposo Divino me dijo: Amada Mía; mira, ya la balanza está inclinada hacia Mi Voluntad. Ahora con el sufrimiento, la naturaleza duplicará su sentir contra el hombre.
Sé que vendrá muy pronto un gran sismo. Sé que habrá un atentado que causará asombro a toda la humanidad. Sé que todo esta tan, tan cerca del hombre, que cada día es realmente una bendición.
¡LO QUE TENEMOS QUE HACER ES INTERCEDER POR TODA LA HUMANIDAD!
Estos días son la consecuencia del humo del pecado que sube a tal grado, que Dios enviará a los Ángeles a tocar sus trompetas antes de los días de oscuridad.
Estos días serán de origen Divino y consecuencia del libre albedrío del hombre.
La Santísima Trinidad va a permitir que el pecado caiga sobre la tierra en forma de fuego. Cuando esto suceda, Dios hará que la naturaleza se endurezca y reaccione contra el hombre. Todo esto sucederá en un solo evento.
Dios nos prometió que esta purificación será de fuego, pero este fuego tendrá la potestad de traspasar la carne y llegar hasta las entrañas del ser. No es un fuego como el que conocemos. Este fuego entrará por la boca y será un quemarse por dentro. Será una prueba de fe para los fieles.
Será una oscuridad tan densa que no se mirará nada. Esta oscuridad entrará en el alma. Sé que hay una promesa de que solo las velas benditas darán luz; pero hay una luz que es inextinguible, la luz del alma buena y fiel. Porque hay muchas personas que tienen velas benditas pero viven en un desastre. A estas creaturas no les encenderán las velas: su alma no les dará luz.
El pecado tomará forma. Por ejemplo: la lujuria vendrá como demonio. Los demonios de la concupiscencia de la carne, del aborto, de las drogas, de la blasfemia, se abalanzarán hacia la Tierra y se llevarán las almas en pecado.
Miré los demonios gritando blasfemias y tomando los cuerpos de los que están en pecado para tocar las puertas de las casas, fingiendo las voces de los familiares. De esta forma podrán entrar y tomar a los que están dentro y sacarlos para llevarlos al infierno, el que se abrirá haciendo temblar la tierra y estremeciendo las aguas, hasta que éstas inunden la mayoría de la tierra, tanto que el que quede con vida se sentirá que está solo.
La tierra quedará cubierta de cadáveres y vendrá una plaga de lobos que se comerán los cadáveres para que no contaminen. Los buenos estarán protegidos.
Debemos tener un altar pequeño en la casa con los libros de oraciones y velas benditas.
El Señor me permitió ver la oscuridad, escuché lamentos terribles. Miré hacia el Norte y vi una gran nube oscura que avanzaba hacia el Sur, pero era algo espantoso. Con la oscuridad venían demonios y fuego, que avanzaban y tomaban a todos los que se encontraban a su paso. Miré a los Ángeles de Dios delante de la oscuridad, tomando a las personas buenas y llevándolas a sus hogares en cuestión de momentos y a los inocentes se los llevaban para otro lugar.
Conforme avanzaba la oscuridad, densa, muy densa; con un olor nauseabundo que salían de los cuerpos de las creaturas a los que los demonios les sacaban las vísceras y las dispersaban por la tierra. Los demonios gritaban de manera terrible, palabras que no entendí. Querían entrar a las casas de los fieles, donde había personas orando y con velas benditas, pero no les era posible. Los demonios huían, desesperados.
De un momento a otro miré toda la Tierra oscura, toda la Tierra estaba convulsa.
El terremoto no bajaba su intensidad y las aguas barrían la tierra. Miré una vela bendita durar por tres días y más. Del mismo modo pude ver, cómo los hogares de los buenos no caían, sino se mantenían en pie, así cómo los lugares consagrados a la Santísima Virgen María y al Sagrado Corazón de Jesús.
Estos días serán de origen Divino y consecuencia del libre albedrío del hombre.
La Santísima Trinidad va a permitir que el pecado caiga sobre la tierra en forma de fuego. Cuando esto suceda, Dios hará que la naturaleza se endurezca y reaccione contra el hombre. Todo esto sucederá en un solo evento.
Dios nos prometió que esta purificación será de fuego, pero este fuego tendrá la potestad de traspasar la carne y llegar hasta las entrañas del ser. No es un fuego como el que conocemos. Este fuego entrará por la boca y será un quemarse por dentro. Será una prueba de fe para los fieles.
Será una oscuridad tan densa que no se mirará nada. Esta oscuridad entrará en el alma. Sé que hay una promesa de que solo las velas benditas darán luz; pero hay una luz que es inextinguible, la luz del alma buena y fiel. Porque hay muchas personas que tienen velas benditas pero viven en un desastre. A estas creaturas no les encenderán las velas: su alma no les dará luz.
El pecado tomará forma. Por ejemplo: la lujuria vendrá como demonio. Los demonios de la concupiscencia de la carne, del aborto, de las drogas, de la blasfemia, se abalanzarán hacia la Tierra y se llevarán las almas en pecado.
Miré los demonios gritando blasfemias y tomando los cuerpos de los que están en pecado para tocar las puertas de las casas, fingiendo las voces de los familiares. De esta forma podrán entrar y tomar a los que están dentro y sacarlos para llevarlos al infierno, el que se abrirá haciendo temblar la tierra y estremeciendo las aguas, hasta que éstas inunden la mayoría de la tierra, tanto que el que quede con vida se sentirá que está solo.
La tierra quedará cubierta de cadáveres y vendrá una plaga de lobos que se comerán los cadáveres para que no contaminen. Los buenos estarán protegidos.
Debemos tener un altar pequeño en la casa con los libros de oraciones y velas benditas.
El Señor me permitió ver la oscuridad, escuché lamentos terribles. Miré hacia el Norte y vi una gran nube oscura que avanzaba hacia el Sur, pero era algo espantoso. Con la oscuridad venían demonios y fuego, que avanzaban y tomaban a todos los que se encontraban a su paso. Miré a los Ángeles de Dios delante de la oscuridad, tomando a las personas buenas y llevándolas a sus hogares en cuestión de momentos y a los inocentes se los llevaban para otro lugar.
Conforme avanzaba la oscuridad, densa, muy densa; con un olor nauseabundo que salían de los cuerpos de las creaturas a los que los demonios les sacaban las vísceras y las dispersaban por la tierra. Los demonios gritaban de manera terrible, palabras que no entendí. Querían entrar a las casas de los fieles, donde había personas orando y con velas benditas, pero no les era posible. Los demonios huían, desesperados.
De un momento a otro miré toda la Tierra oscura, toda la Tierra estaba convulsa.
El terremoto no bajaba su intensidad y las aguas barrían la tierra. Miré una vela bendita durar por tres días y más. Del mismo modo pude ver, cómo los hogares de los buenos no caían, sino se mantenían en pie, así cómo los lugares consagrados a la Santísima Virgen María y al Sagrado Corazón de Jesús.
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