Dentro de tres meses se cumplirán cuatro años desde la catástrofe nuclear de la central japonesa de Fukushima. En este tiempo se ha mostrado “un desprecio sospechoso por mantener al público informado”, destaca la revista ‘Vice’.
“La comunidad internacional está subestimando profundamente los efectos de la crisis” de Fukushima, mientras “nuevos casos de mala gestión y aumento de niveles de radiación continúan apareciendo”, escribe el columnista de ‘Vice‘ Johnny Magdaleno. El articulista analiza punto por punto las reticencias informativas al respecto tanto del pasado como de la actualidad basándose en expertos internacionales.
- Solo un año después de la catástrofe, en 2012, la compañía operadora de la central accidentada, Tepco, anunció que el accidente nuclear había liberado 2,5 veces más radiación de lo estimado inicialmente.
- El pasado julio, Tepco reconoció que hace un año, en agosto de 2013, después de que una gran porción de escombros fuese retirada de uno de los reactores, resultaron contaminados 14 arrozales diferentes fuera de la zona de exclusión de Fukushima. “Japón no realiza chequeos regulares de comida y cultiva alimentos en zonas altamente radioactivas. Hay historias que aseguran que los alimentos radiactivos se enlatan y se venden a los países del tercer mundo”, insistió ante la revista la abogada antinuclear australiana y en su día candidata al premio Nobel de la Paz, Helen Caldicott.
- El mismo mes de julio Tepco anunció que seguirá con su plan de levantar un “muro de hielo” alrededor de los reactores. Eso, a pesar de que un mes antes especialistas a cargo del desmantelamiento de la planta habían indicado que su intento inicial de instalar algo similar falló: los tubos rellenos de una solución química de F -22° no pudieron congelar el suelo. Además, hay poco conocimiento técnico sobre cómo podrían reaccionar al ‘muro’ las fuentes locales de agua natural, señaló a ‘Vice’ Dale Klein, expresidente de la Comisión Regulatoria Nuclear de EE.UU.
- Los médicos han registrado 89 casos de cáncer de tiroides al examinar a 300.000 niños de la zona de Fukushima, aunque la tasa de incidencia habitual de esta enfermedad entre los jóvenes es uno o dos por cada millón. “Algunos médicos en Japón empiezan a sentirse muy preocupados, ya que ven un aumento de enfermedades pero les instruyen no decir a sus pacientes que estas enfermedades están relacionadas con la radiación”, comentó Caldicott a la revista.
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