Una explosión de rayos gamma pudo desencadenar una gran extinción de especies en la Tierra hace millones de años, y un estallido de este tipo en la Vía Láctea puede ocurrir de nuevo y tendría consecuencias catastróficas en nuestro planeta, concluye un estudio.
Las explosiones de rayos gamma podrían jugar un papel clave, mucho más importante de lo sospechado hasta ahora, en el desarrollo de la vida, tanto en la Tierra como en otros planetas. Así lo exponen los astrofísicos Tsvi Piran, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y Raúl Jiménez, de la de Barcelona, en un estudio publicado en la revista Physical Review Letters.Piran y Jiménez sugieren que las explosiones de rayos gamma no solo podrían ser las responsables de algunas de las extinciones que se han dado en la Tierra, sino que limitarían la propia existencia de la vida, especialmente en los mundos más próximos al centro de sus galaxias, donde ocurrirían más frecuentemente.
Estos estallidos superenergéticos surgen cuando tiene lugar un violentísimo evento cósmico, como la colisión de dos estrellas de neutrones –lo que daría origen a un brote de rayos gamma corto, de menos de dos segundos– o la formación de unasupernova a partir de una estrella mucho más masiva que nuestro sol –lo que formaría un destello largo–.Estos sucesos generan ondas de choque y emisiones de radiación que, en teoría, tendrían devastadores efectos en los organismos de los planetas que alcanzasen. Aunque de momento solo se han observado fuera de la Vía Láctea, también podrían darse en nuestra galaxia.
Según estos investigadores, hay un 60% de posibilidades de que uno de estos fenómenos haya originado una extinción en nuestro planeta en los últimos mil millones de años. Es más, señalan que es posible que ningún ser vivo, al menos tal como existen ahora mismo en la Tierra, pudiera sobrevivir hace más de 5.000 millones de años, cuando las galaxias eran mucho más compactas y estos fenómenos mucho más habituales. No obstante, indican que las primitivas formas de vida también serían más resistentes a la radiación.
Es posible que la Tierra recibiera el impacto de una de estas explosiones hace 440 millones de años, cuando tuvieron lugar las extinciones masivas del Ordovícico-Silúrcio, en las que perecieron el 85% de los animales. Probablemente, la capa de ozono quedó entonces destruida.
Si una explosión de rayos gamma ocurriera en la Vía Láctea, causaría graves estragos en la Tierra, incluso si el foco se encontrase a miles de años luz de distancia. Aunque los rayos gamma no penetrasen en la atmósfera terrestre, generarían una serie de reacciones químicas capaces de destruir la capa de ozono.
Sin esta capa protectora, los rayos ultravioleta del Sol desencadenarían un exterminio en nuestro planeta. Además, los autores del artículo señalan que este estudio podría ayudar a explicar la llamada paradoja de Fermi, la aparente contradicción entre la alta probabilidad de vida extraterrestre y la falta de evidencia de ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.