Pese a que los expertos insisten en que se trata de un fenómeno que no debe alarmar sobremanera, sí inciden en la importancia de investigarlas. Por pura probabilidad, alguna llamarada solar fuerte alcanzará la Tierra en algún momento. Esto podrá producir daños importantes en la infraestructura tecnológica a la que estamos acostumbrados y de la que tanto dependemos. Lo importante es avanzar en la investigación para intentar saber cuándo ocurrirá.
Así lo explicaba esta semana el astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) Pere Pallé, en cuya opinión está claro que, por pura probabilidad, alguna llamarada solar fuerte alcanzará la Tierra en algún momento y podrá producir daños importantes en la infraestructura tecnológica a la que estamos acostumbrados y de la que tanto dependemos, pero no se sabe si eso se producirá dentro de cien, mil o diez mil años, por lo que es importante investigar para poder predecir.
Pallé dice que el cambio radical que ha experimentado la sociedad, basado en un alto grado tecnológico que afecta e incide en el modo diario de vida, ha obviado la convivencia con esta estrella activa que es nuestro Sol.
Cómo podría afectarnos
El investigador del IAC destaca la importancia de investigar el Sol para, entre otras cuestiones, poder entender y predecir esos acontecimientos violentos y extremadamente energéticos. Para predecir cuándo se producirán y si afectarán directamente a la Tierra a fin de tener un cierto margen de tiempo para, hasta cierto punto, minimizar el daño en satélites y otras infraestructuras tecnológicas.
La perturbación en el campo magnético que rodea la Tierra afectaría a las señales electromagnéticas en que se basan nuestras comunicaciones de las ondas también será inevitable y no habrá comunicaciones, con lo que se producirán situaciones complicadas, reconoce Pere Pallé.
Insiste en que es preciso tener conocimiento de esos fenómenos y saber convivir con una estrella “activa” y que va a su “bola” y que si bien nosotros cambiamos esa estrella no lo hace.
La esencia antes este tipo de situaciones es entender que el ser humano “vale lo que vale, no más”, opina Pere Pallé, quien añade que observar esos fenómenos es también una cura de humildad, pues, al igual que ocurre con los ciclones y otros fenómenos atmosféricos extremadamente violentos, se comprende que no se puede hacer nada y que la naturaleza está muy por encima de los humanos: “No la controlamos”, sentencia.
Según comenta, el Sol es el único objeto astronómico que sustancialmente afecta a la humanidad, pues las distancias son tan grandes en el Universo que fenómenos tan violentos como los agujeros negros y las supernovas, explosiones de rayos gamma o presencia de agujeros negros no tienen repercusión apreciable en la Tierra y en nuestro modo de vida.
Ciclos del Sol y temperaturas
En cuanto al ciclo periódico de actividad del Sol, los registros históricos que se tienen, incluso desde antes de Galileo Galilei, muestran que es de entre nueve y doce años desde hace miles y miles de años, pero solo hay observaciones que permitan su estudio detallado desde hace unos pocos de cientos de años.
Se conoce por qué el Sol está como está y cómo evoluciona y evolucionará hasta su muerte como estrella, pero no hay capacidad para predecir a corta escala por qué ocurren exactamente ciertos fenómenos, cómo van a ocurrir, cuándo y de qué intensidad serán, añade Pere Pallé.
El actual ciclo de actividad solar, que está en su fase descendente, ha tenido un mínimo muy prolongado de más de dos años, que ha sido “muy bajo”, y el máximo ha sido “pequeño” en relación a ciclos anteriores, por lo que algunas teorías que apuntan a que se entrará próximamente en una época fría en la Tierra.
Pallé considera que en realidad el ciclo actual si bien es diferente a los inmediatamente próximos no es único. Hay registros de algún ciclo anterior similar en los que, curiosamente, tuvieron lugar notables descensos de temperatura en la Tierra y es por ello que algunos teóricos apuntan a que esa posibilidad pueda darse próximamente.
¿Podría tal situación ser beneficiosa para rebajar la temperaturas de la Tierra y reducir el calentamiento global?, pregunta Pallé, quien reitera que no hay que alarmase sino preocuparse por investigar más y ser conscientes de que convivimos “con una estrella activa” y el ser humano tiene que adaptarse porque lo que se sabe es que no habrá un cataclismo como consecuencia de las llamaradas.
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