Este miércoles la sonda espacial Rosetta está cumpliendo una hazaña sin precedentes: por primera vez en la historia de la exploración del cosmos un ingenio va a aterrizar en un cometa.
Este 12 de noviembre, en un punto entre la órbita de Júpiter y la de Marte, el módulo Philae se separó de Rosetta, obra de la Agencia Espacial Europea (ESA), para descender y dentro de unas horas 'arponear' en el núcleo del cometa 67P/Churiúmov-Guerasimenko. Una operación tan arriesgada nunca antes se ha intentado en la exploración del espacio.
El cometa, que va a entrar ahora en la historia junto con la sonda de la ESA, fue descubierto en 1969 por los científicos soviéticos Klim Churiúmov y Svetlana Gerasimenko y recibió su nombre en honor a sus descubridores. Expertos de la ESA ya protagonizaron un histórico aterrizaje con éxito en otro lejano cuerpo celeste: Titán, la luna de Saturno. La sonda Huygens tocó su superficie en 2005. Pero el 67P/ Churiúmov–Gerasimenko, un objeto pequeño, con escasa atracción gravitatoria, por lo que es un reto mucho mayor.
El largo camino de la Agencia hacia esta histórica hazaña duró más de diez años, tras un viaje interplanetario de más 500 millones de kilómetros.
Según informan los astrónomos europeos en una página web especialmente dedicada al evento, todos los sistemas de Rosetta están funcionando de manera apropiada.
© REUTERS
© esa.int
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