Durante décadas, científicos e investigadores han debatido sobre la existencia de un enorme planeta orbitando alrededor de nuestro Sol justo en el límite exterior de nuestro sistema solar. Pero lo que hasta hace poco era considerado un engaño de Internet, el pasado octubre se convirtió en toda una realidad. La NASA admitió a través de un comunicado oficial que había suficientes evidencias para apoyar la existencia de un nuevo y enrome planeta, 10 veces la masa de la Tierra.
Teóricos de la conspiración y astrónomos independientes llevan tiempo denunciando que este planeta es Nibiru y se dirige peligrosamente hacia nuestro planeta para acabar con la humanidad. Pero la controversia incluso llegó hasta el seno de la comunidad científica, ya que hay científicos que creen en la teoría de Nibiru. Como ya publicamos en MEP, la Dra. Claudia Albers, física de la Universidad del Witwatersrand, Johannesburgo, Sudáfrica, en el mes de marzo de este año aseguró que la NASA está ocultando la existencia de un sistema estelar muerto que está drenado la energía de nuestro Sol. Y por si un hubiera suficiente controversia en este asunto, ahora científicos de la Universidad de la Reina de Belfast aseguran haber descubierto pruebas de la existencia del “Planeta Nueve” en tapices medievales.
El descubrimiento de Nibiru en tapices medievales
Académicos de la Universidad de la Reina de Belfast aseguran que los rastros de polvo y gas en el cielo nocturno registrados por los astrónomos anglosajones pueden proporcionar evidencia del misterioso Planeta Nueve. Los expertos creen que las representaciones de los cometas detectados en la Edad Media proporcionarán más pistas sobre el paradero del hipotético cuerpo celeste. Los investigadores creen que las historias anglosajonas, combinadas con técnicas científicas modernas, podrían usarse para investigar los efectos del Planeta Nueve.
Los expertos, entre ellos un historiador medieval y un astrónomo de la Universidad de la Reina de Belfast, han hecho las sorprendentes afirmaciones durante una exposición que explora la comprensión anglosajona del cosmos. Como parte de su estudio, han combinado registros de cometas de fuentes anglosajonas con imágenes contemporáneas de objetos espaciales helados.
Al combinar enfoques históricos y científicos, los investigadores esperan revelar nuevos hallazgos sobre el Planeta Nueve. Sin embargo, los expertos han querido dejar claro que el Planeta Nueve representado en los tapices medievales no es Nibiru.
“Este proyecto de investigación renegocia el significado y la importancia de la ciencia medieval y demuestra cómo los registros medievales de los cometas pueden ayudar a probar la teoría de la existencia del elusivo ‘Planeta Nueve'”, dice el estudio. “Mirando los registros de los cometas en textos de inglés antiguo, latín, irlandés antiguo y ruso, nuestro objetivo es mostrar que los primeros pueblos medievales en realidad registraron observaciones astronómicas genuinas, lo que refleja su interés en la cosmología y la comprensión de los cielos. La idea de este estudio surgió del fuerte deseo de desafiar la suposición y la aparente falta de investigación científica a principios de la Edad Media, comúnmente conocida como ‘Edad Oscura’.”
La descripción más antigua de un cometa en Inglaterra se produjo en el año 891 d.C., durante el reinado de Alfredo el Grande. Un conocido cometa de 1066 d.C., representado en el famoso Tapiz de Bayeux del siglo XI, fue descrito en la Crónica anglosajona como “un signo en el cielo como nunca antes se había visto”. Llegó a ser entendido como un presagio que anunciaba el final de la dinastía inglesa a manos de los normandos.
Propuesto por primera vez por un equipo del Instituto de Tecnología de California o Caltech, el Planeta Nueve podría explicar los caminos distorsionados que se ven en los cuerpos helados distantes. Y al parecer seria aproximadamente cuatro veces el tamaño de la Tierra y diez veces su masa.
Los investigadores dicen que un cuerpo de este tamaño y masa explicaría las rutas agrupadas de varios planetas menores helados más allá de Neptuno. Su gran órbita significaría que tardaría entre 10.000 y 20.000 años en pasar cerca del Sol. El teórico Planeta Nueve se basa en la atracción gravitacional que ejerce sobre estos cuerpos, y los astrónomos confían en encontrarlo en los próximos años.
“Es fantástico poder utilizar datos que tienen alrededor de mil años para investigar una teoría actual”, explico el Dr. Pedro Lacerda, un astrofísico y experto en cometas y el sistema solar en la Universidad de la Reina de Belfast. “Para mí, este es uno de los aspectos más fascinantes de nuestro proyecto. Cualquier indicación fuerte de que se necesita un ‘Planeta Nueve’ para adaptarse a los avistamientos de cometas registrados en la Edad Media será un resultado único y sin duda tendrá un impacto notable en nuestra comprensión del sistema solar.”
¿Nos están preparando?
Pero para los teóricos de la conspiración, los tapices medievales muestran claramente la existencia de Nibiru, un supuesto planeta en el borde de nuestro sistema solar. Para ellos, el también conocido como Planeta X, es sin duda el Planeta Nueve. Los expertos en la materia aseguran que la influencia gravitatoria de Nibiru interrumpió las órbitas de otros planetas hace cientos de años.
Es más, el siguiente paso en nuestro sistema solar interior podría suceder en cualquier momento, enviándonos directamente ‘partículas de energía plasmática’. Dicho flujo de energía interrumpirá centrales eléctricas de la Tierra y desencadenará cambios catastróficos en el clima terrestre. Aunque la realidad es que desde 1996, ya estamos sintiendo los peligrosos efectos del Planeta X, lo que explicaría el inusual aumento de desastres naturales y patrones climáticos anormales en todo nuestro planeta. Y parece ser que los científicos ya nos están preparando para la revelación, aunque podría ser demasiado tarde.
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