Médicos canadienses han registrado la primera prueba científica de la vida después de la muerte, afirmando que los cerebros de las personas siguen funcionando después de que las personas son declaradas clínicamente muertas.
Investigadores de la Universidad de Western Ontario habían estado monitoreando la actividad cerebral y los latidos del corazón de cuatro personas que estaban en cuidados intensivos, después de que sus máquinas de soporte de vida fueron apagadas.
Según los médicos de una unidad canadiense de cuidados intensivos, un paciente continuó mostrando actividad cerebral persistente durante diez minutos después de que su corazón se había detenido.
La inactividad del cerebro precedió al paro del corazón en tres de los cuatro casos.
Sin embargo, en uno de los casos, el cerebro del paciente continuó trabajando después de que su corazón se detuvo.
"En un paciente, las ráfagas de ondas delta persistieron después del cese del ritmo cardíaco y la presión arterial", dijeron los investigadores.
Hubo diferencias significativas en la actividad eléctrica en el cerebro entre el período de 30 minutos antes y el período de 5 minutos después de que el corazón se detuvo.
"Es difícil postular una base fisiológica para esta actividad del cerebro dado que se produce después de una prolongada pérdida de circulación", según un documento que fue publicado en el Centro Nacional de Información de Biotecnología.
Las grabaciones del cerebro de los cuatro pacientes eran muy diferentes - sugiriendo que todos experimentamos la muerte de maneras únicas.
El experimento plantea preguntas difíciles sobre cuándo alguien está muerto, y por lo tanto: cuando es médicamente y éticamente correcto usarlos para la donación de órganos.
Una quinta parte de las personas que sobreviven a los paros cardíacos reportan haber tenido una experiencia de otro mundo mientras estaban "clínicamente" muertos.
Sin embargo, los científicos dicen que es demasiado pronto para hablar de lo que esto podría significar para la experiencia post-muerte, especialmente teniendo en cuenta que sólo se vio en un paciente, según Science Alert.
En 2013, un fenómeno similar fue investigado en experimentos en ratas, cuyo corazón se había detenido.
La investigación, que fue publicada en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias reveló que las ratas tenían una explosión de actividad cerebral un minuto después de la decapitación.
El patrón de actividad fue similar al observado cuando los animales estaban completamente conscientes, excepto que las señales eran hasta ocho veces más fuertes.
Los investigadores dijeron que el descubrimiento de que el cerebro es muy activo en los segundos después de que el corazón se detiene sugiere que el fenómeno tiene una naturaleza física, más que espiritual.
Se ha argumentado que el cerebro moribundo es incapaz de realizar una actividad tan compleja y las experiencias de vida después de la muerte deben tener sus orígenes en el alma.
Sugiere que algo sucede al borde de la muerte que empuja al cerebro consciente a un alto nivel de excitación, potencialmente desencadenando las visiones y sensaciones asociadas con las experiencias de muerte cercana.
Hasta una quinta parte de las personas que sobreviven a los paros cardíacos reportan haber tenido una experiencia de otro mundo mientras estaban "clínicamente" muertos.
Típicamente, las personas que tienen experiencias de muerte cercana tienden a viajar a través de un túnel hacia una luz intensa, separarse del cuerpo, encontrar a seres queridos fallecidos desde hace mucho tiempo o encontrarse con ángeles y experimentar algún tipo de juicio de "revisión de la vida".
Algunos emergen de las experiencias después de la muerte como individuos transformados con una perspectiva completamente alterada de la vida, o una nueva creencia en la religión.
Pero muchos científicos creen que las experiencias cercanas a la muerte no son más que alucinaciones inducidas por el efecto del cierre del cerebro.
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