No se trata de una película de ciencia ficción, sino de la vida real. Muy pronto los insectos podrían salvarnos la vida ante un posible atentado con bomba.

No es la primera vez que a alguien se le ocurre entrenar animales para que detecten sustancias peligrosas, drogas o explosivos, pero las langostas son un caso especial. Sus antenas son unos auténticos detectores químicos de alta precisión capaces de “oler” la más mínima variación en la composición del aire.
Las langostas no son un animal que se pueda domesticar, pero su cerebro es tan sencillo que sí que es relativamente fácil de piratear. Eso es precisamente lo que está haciendo el profesor de ingeniería biomédica Baranidharan Raman y su equipo.
La idea consiste en implantar un electrodo en el cerebro de la langosta que reciba los impulsos nerviosos de las antenas. El chip está conectado a un diminuto sistema de emisión que envía los datos de lo que el animal está olfateando a un ordenador.

Las alas de las langostas son especialmente sensibles al calor. Raman y su equipo han probado unos tatuajes en las alas realizados con un compuesto que convierte la luz en calor. Al enfocar un láser sobre el tatuaje de un ala, la langosta gira hacia el lado contrario. Aparte de para localizar explosivos, el profesor Raman cree que sus langostas cyborg serán especialmente útiles en detectar otros contaminantes.
(Fuente: gizmodo.com)
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