No salir de casa, no tener amigos salvo algunos contactos virtuales. Esta es la realidad de cientos de miles de personas que han optado por abandonar la vida social.
La vida de algunas personas se reduce a una habitación de la que no salen nada más que para lo más imprescindible. Su relación con el mundo se restringe al máximo. Este trastorno lleva el nombre de ‘hikikomori’ (término japonés que se traduce como ‘apartarse’ o ‘estar recluido’). En Japón, donde se acuñó el término, se considera una enfermedad. Pero el problema se ha expandido mucho más allá de tierras niponas.“Los ‘hikikomoris’ son personas que llevan encerradas en casa o en su propia habitación más de 6 meses. No participan en el proceso educativo ni en ninguna actividad laboral. Rechazan por completo cualquier contacto con las personas ajenas”, explicó el presidente del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Chiba (Japón), Masaomi Iyo.
Esta es la realidad para cientos de miles de japoneses que sufren de este problema. “La mayoría del tiempo ven la televisión o se entretienen con videojuegos, no tienen amigos salvo algunos contactos virtuales. A la vez, cerca del 70% de los ‘hikikomoris’ entienden que son una carga para la sociedad y la familia“, agregó Iyo.
¿Cómo ayudar a estas personas?
Para eliminar ese peso y a la vez ayudar a estas personas, se han creado centros donde muchos voluntarios junto con especialistas no pierden la esperanza de devolverlos a la vida social.
“Tenemos dos tipos de actividades: vienen al centro para hablar con los que tienen el mismo problema o con los empleados del centro. Es para restablecer la habilidad de comunicarse con otros. También les ayudan los que se han podido curar y comparten su propia experiencia. Es como un refugio transitorio”, comentó la psicoterapeuta Yuri Iri.
Teatro, fútbol, música son algunas de las actividades que ofrecen estos centros. A través del entretenimiento y las sesiones psicológicas intentan encontrar la raíz del fenómeno en cada caso por separado. Y es que las razones por las que se pueden convertir en ‘hikikomoris’ son diversas.
Los detonantes del aislamiento social
“Por ejemplo la persona puede haber sido maltratada en la escuela por parte de otros alumnos. También por las altas expectativas de los padres, el hijo pierde su propia motivación. Convierte su vida en el intento de complacerlos y finalmente pierde sus propios sueños, y como consecuencia su personalidad”, asegura por su parte Yohei Kuramitsu, también psicoterapeuta.
El problema existe mucho más allá de las tierras niponas. En España hay decenas de casos registrados. En algunas ocasiones los ‘hikikomoris’ europeos pasan hasta 30 años encerrados, un tiempo que demuestra la necesidad urgente de que la sociedad les ayude a reincorporarse. Además, se teme que la mayoría de los casos siga aún sin descubrirse, precisamente por el rechazo de contacto de estas personas y la falta de interés por parte de su entorno.
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