El tirón gravitacional entre el Sol y la Luna no se traduce solo en un baile de mareas altas y bajas: puede desencadenar un tipo especial de terremoto en la falla de San Andrés, en California.
Este fenómeno ha fascinado a los científicos durante años. Al igual que los niveles del mar, la superficie de la Tierra sube y baja con las mareas, flexionando la corteza e incidiendo en los defectos en el interior. Un estudio continuado ha encontrado ahora que, durante algunas fases del ciclo de las mareas, es más probable que ocurran pequeños temblores bajo tierra, conocidos como terremotos de baja frecuencia.“¿Es algo de locos, verdad? Que la Luna, cuando está tirando en la misma dirección en que la falla se está deslizando, provoca que la falla se deslice más y más rápido”, dijo Nicholas van der Elst, geofísico del US Geological Survey y autor principal de un nuevo estudio sobre el tema publicado en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias. “Lo que esto muestra es que la falla es muy frágil, mucho más de lo que esperaríamos, teniendo en cuenta que hay 30 kilómetros de roca encima”, dijo.
El estudio de cómo los terremotos de baja frecuencia responden a las mareas puede revelar nueva información sobre San Andrés y lo que podría significar para los terremotos más grandes, dicen los investigadores. Los datos ofrecen una ventana a las partes más profundas de la falla -a 35 kilómetros bajo tierra – que de otro modo serían inaccesibles.
Para su estudio, Van der Elst y su equipo estudiaron unos 81.000 terremotos de baja frecuencia de 2008 a 2015 a lo largo de la sección de Parkfield de la falla y los compararon con el ciclo de las mareas de dos semanas conocida como la “marea quincenal”. Encontraron que los terremotos se producían con más probabilidad durante el cuarto creciente, cuando la marea se profundiza.
Al igual que las mareas oceánicas, las mareas de la Tierra más intensas ocurren cuando el Sol y la Luna están alineados, y las más débiles se producen cuando están separados 90 grados. Las mismas fuerzas gravitacionales estiran y comprimen la corteza terrestre (aunque los movimientos de la roca son menos dramáticos que en el agua).
Algunas fallas son más susceptibles a las mareas que otras. Es notable que la de San Andrés incluso produce pequeños terremotos en respuesta a las fuerzas de marea, dado que no está orientada de tal manera que pueda recibir toda la fuerza de las mareas.
Los sismos de baja frecuencia -llamados así por el retumbante sonido que producen, no por su tasa de ocurrencia- tienden a tener magnitudes inferiores a 1,0 y ocurren de 15 a 30 kilómetros por debajo del suelo, acercándose a la parte más profunda de la corteza.
(Fuente: europapress.es)
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