Las inundaciones y corrimientos de tierra por las lluvias torrenciales causan cuantiosos destrozos en el centro y este del archipiélago nipón
Debido a las inundaciones y corrimientos de tierra que provocaron sus lluvias torrenciales, las autoridades ordenaron evacuaciones masivas en las prefecturas de Tochigi e Ibaraki, donde algunas ciudades como Joso o Nikko sufrieron riadas que causaron cuantiosos destrozos al desbordarse sus ríos. Bajo las mayores precipitaciones de las tres últimas décadas, varias personas desaparecieron al quedar sus casas enterradas bajo corrimientos de tierra.
Además, la lluvia hizo rebosar las tuberías de la siniestrada central de Fukushima, donde la compañía eléctrica Tepco intenta mantener fríos tres de sus seis reactores, que se fundieron durante el tsunami de marzo de 2011. Por culpa de las fortísimas precipitaciones, cientos de toneladas de agua radiactiva fueron vertidas al Océano Pacífico, pero Tepco aseguró que no suponían un riesgo para la salud porque sus niveles de contaminación eran muy bajos.
Para controlar los reactores fundidos, la compañía se ve obligada a inyectarles constantemente agua, que luego se contamina de radiactividad y debe ser almacenada en unos tanques para su filtrado. A pesar de sus medidas de seguridad, los frecuentes tifones que azotan al litoral nipón y otros fallos en sus controles han provocado durante los últimos años numerosos escapes tóxicos que acaban en el mar.
Ante la continuidad de las lluvias torrenciales hasta hoy viernes, la Agencia Meteorológica de Japón ha decretado la máxima alarma en las prefecturas de Fukushima, Saitama y Chiba, vecinas estas dos últimas del gran área metropolitana de Tokio. «Nunca antes habíamos visto la escala de estas precipitaciones», avisó uno de los responsables de la Agencia, Takuya Deshimaru, quien alertó de «graves peligros inminentes», informa la agencia France Presse.
Para hacer frente a este desastre natural, el Gobierno ha movilizado a las Fuerzas de Autodefensa, que han ayudado a rescatar a las personas atrapadas en sus casas por las lluvias, que han llegado a más de medio metro en algunos lugares. La crecida de los ríos ha derrumbado cientos de viviendas y se ha llevado por delante miles de vehículos, dejando además numerosos heridos por las regiones afectadas.
«El Gobierno permanecerá unido y hará todo cuanto esté en su mano para atajar este desastre, poniendo su máxima prioridad en la vida de las personas», prometió el primer ministro nipón, Shinzo Abe.
Con vientos de hasta 125 kilómetros que han obligado a suspender vuelos y trenes, el tifón Etau es el segundo más grave de este año en sacudir Japón tras Goni, que el mes pasado azotó la isla meridional de Kyushu matando a una persona e hiriendo a otras 70.
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