Un fotógrafo penetra en una de los cráteres más espectaculares y diferentes del mundo: Kawah Ijen, en Indonesia
Con la luz del sol, unos ciento cincuenta hombres penetran en su cráter principal para explotar la mina de azufre (algunos también lo hacen en la oscuridad, para engordar su pobre salario), pero por la noche surge un espectacular paisaje de lava en llamas azules.
Este volcán se ha convertido en un popular destino turístico, y un imán para los fotógrafos de todo el mundo interesados en captar las tomas más bellas de este lago de aguas ácidas y sus llamas azules o «blue fire», que solo pueden apreciarse por la noche.
Según se dice, el efecto se produce debido a reacciones químicas creadas por las expulsiones de ácido sulfúrico. «Azufre fundido a 500 °C, en las fumarolas de en Kawah Ijen», explica el autor de estas imágenes, el artista estadounidense Reuben Wu.
El viaje en a esta caldera exige una caminata de dos horas por la ladera del volcán rocoso, más otros 45 minutos hasta la orilla del cráter. El fuego azul es el resultado de gas sulfúrico encendido que quema hasta a 600 grados centígrados y puede ascender cinco metros en el aire. Es la «llama azul» más grande de la Tierra.
La línea de volcanes que va desde el norte de Sumatra hasta la isla de Timor (en el país) es una de las más activas del planeta. Kawah Ijen es uno de los volcanes ubicados dentro de los 20 km de ancho de la caldera de Ijen. Este cráter tiene casi un kilómetro de ancho.
Estas fotografías fueron tomadas por Reuben Wu el pasado mes, durante su viaje a Indonesia, y las publicamos con su consentimiento.
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