Investigadores internacionales liderados por Thijs Vandenbroucke, de la Universidad de Gante, han hallado la causa potencial de la segunda extinción masiva en la Tierra y han alertado que actualmente se dan unas condiciones muy similares a aquellas.
Hasta la fecha se creía que la extinción de aproximadamente el 85% de las especies del periodo ordovícico estaba causada por episodios de glaciaciones y cambios en la composición atmosférica. Sin embargo, ahora este estudio contempla por primera vez la anoxia global en los océanos como factor adicional y determinante en las extinciones masivas.
La investigación ha sido realizada a partir del estudio del plancton existente en unos registros fósiles localizados en Libia y pertenecientes al periodo silúrico tardío. Concretamente, los investigadores se centraron en los quitinozoos, en los que hallaron auténticas malformaciones coincidentes con altas concentraciones de metales, como hierro, plomo, manganeso, aluminio y cobre, entre otros. Los autores del estudio llamaron a estas irregularidades “cambios teratológicos” (del griego ‘theratos’, que significa monstruo).
Según los científicos, el envenenamiento del agua por metales causó inicialmente cambios en el plancton y, posteriormente, un gran número de extinciones en los organismos vivos. En la actualidad existe un crecimiento anormal de gran cantidad de organismos que habitan en medios acuosos con un alto nivel de toxinas metálicas; lo que significa que podemos estar cerca de los niveles anteriores a la extinción masiva del ordovícico/silúrico.
Recientemente, la Universidad de Stanford publicó un estudio, según el cual “estamos entrando en la sexta gran extinción masiva”, ya que las especies están desapareciendo hasta unas cien veces más deprisa de lo normal en un periodo entre extinciones masivas. Entra las causas principales los investigadores apuntan al cambio climático, provocado principalmente por el desbroce de tierras para la agricultura, la explotación forestal, la introducción de especies invasoras y las emisiones de CO2.
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