Hace unos días un par de pilotos rusos descubrieron, mientras realizaban un vuelo de reconocimiento en la zona, un abismal agujero con un diámetro de ochenta metros. La dimensión del foso, aunado a su incierto y misterioso origen, han generado una gran expectativa gracias a una masiva cobertura mediática. Por si no fuese suficiente el tamaño, resulta que el hallazgo se registró en la región siberiana que corresponde a la Península de Yamal, término que se traduce como “el fin del mundo” –un detalle que explicablemente estimuló las narrativas apocalípticas que sistemáticamente pulsan alrededor de incontables sucesos.
Científicos de distintas instituciones ya se encuentra analizando el singular cráter, mientras que enviados del diario The Siberian Times visitaron el sitio para documentarlo, gracias a lo cual ya circulan imágenes mucho más detalladas de este fenómeno, aparentemente geológico, que hoy genera tanta intriga.
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