Dicen que se trata de un batido, sustituto de la comida convencional, con todos los nutrientes necesarios para una dieta saludable
Además de predicar con el ejemplo, Rhinehart predica con un discurso que suena funcional, futurista, algo «geek» y despojado de toda emoción: Soylent es el producto «más sencillo con el que podemos sobrevivir»; el sistema de alimentación convencional es «demasiado complejo, demasiado caro y demasiado frágil»; los campos de cultivo son «fábricas muy poco eficientes»; la nutrición «es un problema de ingeniería»; y todo alimento que no es Soylent es «comida recreativa».En el futuro, «veremos una separación entre las comidas utilitarias y funcionales y las comidas como experiencia y para socializar», explicó recientemente a la revista «The New Yorker».
En esencia, Soylent es una bebida que contiene los treinta y cinco nutrientes necesarios para una dieta saludable. Está basado en maltodextrina, proteína de arroz, harina de avena, aceite de colza y de pescado y una mezcla de vitaminas y minerales.
La idea nació, como tantas otras «start-ups», en un apartamento de tres veinteañeros en San Francisco. Habían conseguido financiación para desarrollar un sistema de torres telefónicas baratas, pero, a finales de 2012, el proyecto no despegaba. Rhinehart era uno de ellos. Con cada vez menos dinero para acabar su proyecto, este experto en computación y electrónica intentó gastar lo menos posible en comida. Los menús de un dólar y la pizza no parecían una buena solución a largo plazo.
Hasta que decidió investigar cuáles son los nutrientes básicos, qué cantidades recomiendan las organizaciones médicas, y los mezcló con agua en una batidora. «Voilà», ya tenía el alimento saludable más barato y con menor tiempo de preparación posible, perfecto para dedicar todas sus energías a impulsar su empresa.
Pero hubo un cambio de planes. Rhinehart colgó en Internet la fórmula del invento y su experiencia de nutrirse solo con Soylent y la respuesta fue inesperada: había mucha gente interesada en un producto así. Junto con sus compañeros de piso, se centraron en hacer de Soylent una empresa. Se pusieron como objetivo recaudar 100.000 dólares en un mes a través de «crowdfunding» para comprar los ingredientes y empezar a hacer envíos.
Escena de la película “Cuando el destino nos alcance” En dos horas, consiguieron ese dinero. Pronto llegaron inversores, y los primeros paquetes de Soylent se enviaron a comienzos del mes pasado. Ahora, la compañía recibe pedidos de 10.000 dólares cada día.
Quienes han probado Soylent, dicen que no sabe mal, pero tampoco es ninguna delicia. Es, sobre todo, aburrido, como no puede ser la vida sin el crujir de la corteza del pan, el aroma de un tomate o el sabor de una loncha de jamón. Algunos médicos han advertido que usarlo como sustituto de la comida es discutible, aunque el producto tiene la aprobación de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, en sus siglas en inglés), que lo cataloga como alimento, no como complemento nutricional.
El único problema de Soylent podría ser su nombre. En EE.UU., es una referencia clara a Soylent Green el alimento de los humanos en la película futurista de mismo nombre. El protagonista, interpretado por Charlton Heston, revela alarmado al final de la cinta que Soylent Green está hecho de carne humana. A Rhinehart no le importa esa asociación y la prefiere para alejarse lo máximo de la corriente «foodie» dominante estos días: Soylent es «lo opuesto a lo natural, lo fresco, lo orgánico», aseguró a «The New Yorker’».
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.