Unas 203 toneladas de agua altamente radiactiva de la accidentada planta
nuclear de Fukushima han sido trasvasadas por error a instalaciones que no
estaban preparadas para recoger este vertido, ha confirmado la operadora de la
central. El vertido es parte del agua empleada para refrigerar los reactores 1,
2 y 3 de la central, que habitualmente se conduce a depósitos antes de ser
procesada para reducir su contaminación radiactiva, ha explicado un portavoz de
Tokyo Electric Power
(TEPCO). El agua contaminada fue extraída por cuatro bombas "que no debían
estar funcionando" y enviadas de forma errónea hacia un sótano de la central en
lugar de hacia los depósitos especialmente concebidos con este fin, según
TEPCO.
La operadora considera que "no hay riesgo" de que el vertido se filtre afuera
de la planta, ya que no hay una comunicación directa entre el sótano del
edificio en cuestión y el exterior, ha añadido el portavoz de la empresa
eléctrica. El agua contiene varios millones de becquereles por litro de cesio
radiactivo, según estimaciones de TEPCO, que continúa investigando los motivos
del fallo de las bombas que causó el vertido.TEPCO analizará también los cambios
de nivel del líquido dentro de las instalaciones de la planta, así como la
calidad del agua de los acuíferos en torno a la central.
Asimismo, la operadora informó hoy sobre una fuga detectada en uno de los
depósitos donde se almacena el agua contaminada tras ser filtrada para reducir
su contenido radiactivo. El vertido, de aproximadamente una tonelada y con
niveles de radiactividad por encima de lo permitido para ser descargada en el
mar, se produjo a través de un pequeño agujero en uno de los depósitos de
plástico ubicados a 700 metros de la costa, según estimaciones de TEPCO.
La compañía también descarta en este caso el riesgo de que el agua
contaminada se filtre afuera de las instalaciones de Fukushima Daiichi y llegue
al Océano Pacífico, afirma el antes citado portavoz. Estos últimos incidentes
tienen lugar después de que TEPCO anunciara el pasado sábado que el nivel de
radiactividad de un
grave vertido de agua contaminada que se produjo en las instalaciones en
2013 resultó ser 3,5 veces mayor que lo estimado inicialmente.
Contener y gestionar el ingente volumen de agua contaminada que se acumula en
estos contenedores y en los sótanos de los reactores afectados constituye uno de
los principales desafíos a los que se enfrentan los miles de técnicos que
trabajan a diario en Fukushima con el objetivo de desmantelar la central en las
próximas décadas.
Los vertidos al mar y las emisiones radiactivas al aire provocadas por el
accidente en la central, el peor desde el de Chernóbil en 1986, aún mantiene
evacuadas a unas 50.000 personas que vivían junto a la planta y ha afectado
gravemente a la agricultura, la ganadería y la pesca local.
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