- Decenas de terremotos se han sucedido en esta zona durante el mes de abril, afectando a países como Chile, Nicaragua, Guatemala, México o EEUU.
- Los últimos temblores han tenido lugar este sábado en Guatemala, El Salvador, Cuba y Papúa Guinea. Este viernes, el estado mexicano de Guerrero se vio afectado por un sismo de 7 grados.
Una decena de países del continente americano se han visto afectados durante
este mes de abril por terremotos de diversa consideración. Todos los fenómenos
responden a un patrón común: la reactivación del Anillo del Pacífico, una
extensa área que rodea este océano y en la que se producen alrededor de un
90% de todos los terremotos del planeta. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, esta zona se ve afectada
por una media de 7.000 sismos de intensidad moderada al año. Los últimos
han tenido lugar durante este fin de semana. Este viernes, el estado mexicano de
Guerrero se vio sacudido por un temblor de 7 grados en la escala Ritcher, tras
el que no hubo víctimas pero sí importantes daños materiales. 24 horas después,
las placas tectónicas han temblado en Guatemala (5,2), el sudoeste de México
(7), Cuba (2,9), El Salvador (4,2) y Papúa Guinea (6,6 y 7,8), sin que
afortunadamente se registraran víctimas mortales.
Abril ha estado plagado de movimientos sísmicos
en Latinoamérica, con Chile como máxima expresión del desastre
provocado por el anillo de fuego. El primer día del mes, el país sufrió un
intenso temblor de 8,3 grados en la escala Ritcher cuyo epicentro se situó en el
mar a 89 kilómetros al suroeste de Cuya.
Seis personas murieron y casi un millón fueron evacuadas a consecuencia del
desastre, que los chilenos seguirían evocando durante cientos de réplicas.
Apenas dos semanas después, el norte del país volvía a temblar a una intensidad
de 5,2 grados. El sismo se produjo entre las regiones de Tarapacá y Antofagasta,
pero en esta ocasión no hubo que lamentar víctimas.
Guatemala, Nicaragua, las Islas Salomón (con dos temblores de 5,6 y 6 grados)
y Estados Unidos también se han visto afectados por el Anillo del Pacífico a lo
largo de este mes. En el norte de Managua se llegó a abrir una grieta de 20
kilómetros de longitud a consecuencia del terremoto de 6,2 grados que se
registró el pasado 10 de abril y mató a dos personas, según informó este sábado
el Ejecutivo nicaragüense.
¿Cómo se mueven las placas?
Las particularidades del Anillo del Pacífico han sido estudiadas de cerca por
los sismólogos, que han localizado una decena de grandes placas y otra serie de
pequeñas extensiones de corteza terrestre situadas especialmente al sur del
continente americano. Los temblores tienen lugar cuando, como consecuencia de
los movimientos del manto terrestre, se produce una fricción entre dos o más
placas que, además de causar la mayor parte de los temblores, origina accidentes
geográficos como las vastas cordilleras presentes en Latinoamérica.
Las placas tectónicas se desplazan a una velocidad que ronda los 2,5
centímetros anuales. La placa de Nazca, por ejemplo, suele ‘chocar’ con la
de Cocos al este y con la placa sudamericana al oeste; en Centroamérica, la de
Cocos colisiona con la del Caribe; y en el sur, varias placas más pequeñas
friccionan con la del Pacífico. En el Anillo de Fuego, que se extiende a lo
largo de 40.000 kilómetros, también hay diez fosas marinas y una veintena de
arcos volcánicos que influyen en el impacto que tienen estos movimientos.
Estos acontecimientos, sin embargo, no son extraordinarios, sino normales en
términos sísmicos: cada año se registran al menos 18 temblores que rebasan los 7
grados. Predecir estos fenómenos en el momento en el que ocurren, sin embargo,
sigue siendo complicado para los expertos, debido a que su origen muchas veces
se encuentra a una gran profundidad.
Como explica el geofísico del Servicio Geológico de Estados Unidos, Paul
Caruso, hoy en día “nadie puede predecir un seísmo”, por lo que la
prevención sigue siendo el mejor arma para combatir sus consecuencias. “Hay
muchas variables, algunas de las cuales no podemos medir, como lo que ocurre a
grandes profundidades”, asegura el experto.
Riesgo de erupciones en Nicaragua
El área del Anillo del Pacífico resulta especialmente peligrosa cuando entran
en juego los más de 450 volcanes ubicados a lo largo de toda la zona, un 75%
de todos los que existen en el mundo. Sólo en el centro y el sur de América
hay 69 focos reseñables que podrían verse activados tras el choque de las placas
tectónicas.
Nicaragua ha sido uno de los países donde el choque de las placas ha
involucrado también procesos volcánicos. En Managua, los últimos sismos de
importancia registrados -de 6,2, 6,7 y 5,6 grados en la escala Richter- tuvieron
su epicentro cerca de los volcanes Apoyeque y Momotombo, una zona bautizada como
la “cordillera de los volcanes”. Ambos focos están activos y la creciente
actividad sísmica preocupa a los habitantes de la capital y a los científicos,
que los están sometiendo a una estrecha vigilancia.
Tanto es así que un grupo de expertos procedentes de Cuba, México, Venezuela
y Alemania, así como del Centro de Coordinación para la Prevención de Desastres
Naturales en América Central (Cepredenac), han creado un consejo científico
en Nicaragua que va a estudiar la última serie de terremotos, según apuntó
el Ejecutivo del país. Además, Venezuela instalará cuatro estaciones sísmicas
en el país y ha ofrecido el satélite Simón Bolívar para que se puedan
monitorizar estos fenómenos.
Más allá de Nicaragua, la última zona de riesgo volcánico apuntada por los
investigadores y que podría ser activada por un terremoto ha sido el Parque
Nacional de Yellowstone (Wyoming), en EEUU, ubicado justo encima de uno de los
volcanes más grandes del mundo activos. Que este volcán entrase en erupción
tendría “consecuencias catastróficas para toda la humanidad”, según ha recogido
este sábado la agencia Notiamérica.
Expertos de la Universidad de Utah han querido tranquilizar a la población
asegurando que no hay indicios de que este fenómeno pueda producirse a corto
plazo. “A pesar de que una nueva erupción es teóricamente posible, es muy
poco probable que ocurra en los próximos 1.000 o incluso 10.000 años”, ha
señalado el investigador Joel Achenach. La última gran erupción
catastrófica se produjo hace más de 73.000 años en Indonesia, donde estalló el
volcán Toba, formando lo que hoy en día es la isla de Sumatra.
Los tsunamis son otra de las grandes amenazas que se ciernen sobre la
población cuando sube la intensidad de los sismos. Durante este mes no se ha
registrado ninguno a causa de los terremotos, pero sí que se ha levantado la
alerta por fenómenos costeros tras los temblores de Chile, Papúa Guinea y las
Islas Salomón.
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