El fenómeno transformará al sol en un anillo de fuego rodeado de profecías y leyendas
El eclipse solar anular del 29 de abril convertirá al sol en un anillo de fuego, un anomalía que en esta ocasión solo podrán ver los pingüinos de la Antártida y en Australia. A pesar de ello, que la luna «apague» el sol ha sido durante siglos símbolo en todas las culturas de malos augurios. Catástrofes y mitos, han acompañado desde el principio de los tiempos a este tipo de eventos que simbolizaban un corte en el orden y en la rutina establecida.
Ya fuesen totales o anulares, como el que se produce este martes, que se hiciese de noche en pleno día era sinónimo de todo tipo de teorías y profecías sobre el fin del mundo. Y es que el miedo a las tinieblas ha avanzado con las sociedades. El eclipse solar más antiguo del que se tiene constancia sucedió el 22 de octubre del año 2137 a. C. en China y terminó de forma trágica para los astrónomos reales Hsi y Ho que fueron condenados a morir por no haber avisado de este evento.Y es que antes de que la astronomía explicara de forma racional las causas detrás de que la luna ocultase al sol desde la perspectiva terrestre, la religión y las leyendas se han encargado de explicar los eclipses de sol. Algunas sociedades creían que un animal o los demonios estaban detrás de la «desaparición» del sol. En algunas culturas occidentales los culpables eran los dragones, los vikingos se lo atribuían a los lobos, en Vietnam eran los sapos, mientras que en Corea se trataban de perros de fuego. Para otros, en cambio, el oscurecimiento del sol era la prueba visible de la ira de los dioses.
De esta manera, con el miedo hacía las tinieblas ganado, muchos líderes, tanto políticos como religiosos, han aprovechado los eclipses solares para atemorizar aún más a la gente ya que aprendieron a sacar tajada de las desgracias que han caminado de la mano de estos fenómenos, sobre todo en lo que se refiere a los terremotos. Según el historiador griego Tucídides, los temblores coincidieron con los ocultamientos del sol por parte de la luna. Esta teoría ganó fuerza en septiembre de 1978 cuando minutos antes de un eclipse, en aquella ocasión se trataba de un total de luna, Irán sufrió uno de sus peores seísmos que produjo más de 15.000 víctimas.
Los eclipses de sol y el apocalipsis
A estas eventualidades, hay que sumarle todo tipo de teorías como la profecía de Nostradamus, que en el siglo XVI aseguró que en el eclipse de sol del 11 de agosto de 1999 sería el inicio del fin del mundo. En aquella ocasión, la visión del famoso profeta sumado al cercano final del siglo XX hizo el resto para que el terror se propagase por todas las culturas. El resultado ya lo conocemos: gran expectación y el posterior alivio o decepción.
No fue Nostradamus el único que relacionó los eclipses solares con el fin del mundo. En el libro de los Siete Sellos del Apocalipsis, dónde se describe, entre otros temas, a los famosos Cuatro Jinetes, las plagas y el Juicio final, también se hace referencia al ocultamiento del sol. «Miré cuando abrió el sexto sello, y aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removieron de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?» (Apocalipsis, 6).
Pero no es la única señal que existe en la Biblia sobre la relación entre el fin del mundo y los eclipses. En el Libro de Joel, del Antiguo Testamento y del Tanaj hebreo que forma parte de los tomos proféticos, se asegura que «el sol se tornará en tinieblas, y la luna en sangre, antes de que venga el día grande y espantoso del Señor» (Joel, 2:31). En medio de la era de las «cuatro lunas de sangre», la sucesión de cuatro eclipses lunares totales en la que el satélite adquiere un característico color rojizo y que se inició el pasado 15 de abril con el primer capítulo de la tétrada, las profecías apocalípticas han ganado peso. Así, este eclipse solar anular colma el vaso de las teorías que sugieren una vinculación entre estos eventos y el fin del mundo como la del predicador estadounidense John Hagee en su libro Four Blood Moon (Cuatro lunas de sangre).
Pero a pesar de las explicaciones astronómicas que han llegado en los últimos tiempos sobre los eclipses de sol no han terminado con las ficciones alrededor de este fenómeno. En la actualidad, sigue existiendo el mito de que no se puede observar el sol mientras está siendo cubierto por la luna, aunque es cierto que puede dañar a los ojos, no cuando está totalmente cubierto. Hay que tener en cuenta además que los de tipo parcial, como el de este martes, tienen mayor potencial de daño porque en ningún momento el sol está completamente cubierto por la Luna. Otra de las leyendas urbanas más extendidas, sin justificación científica, es que afectan negativamente a las mujeres embarazadas y a los fetos.
En la Antártida y Australia
En esta ocasión, el primer eclipse de sol del año, llega precedido de una nube de cierta indiferencia ya que el único lugar en el mundo donde será visible el eclipse de sol en todo su esplendor será una pequeña zona en la Antártida, habitada principalmente por pingüinos y otros animales polares. Aunque las fases parciales del eclipse serán visibles en Australia, dónde ya hace un año presenciaron un espectacular anillo de fuego, las teorías y profecías siguen completamente vigentes de un fenómeno que dónde mejor se verá será en Tasmania.
Si el tiempo lo permite, los australianos verán cómo la luna cubre alrededor del 65 % del disco del sol, que será visible poco antes de la puesta del sol en Melbourne y Sydney. A primera hora de la tarde será el turno de Australia Occidental ya que desde 15:51 hora local (6 de la mañana hora peninsular) hasta el máximo a las 17 horas (8 hora peninsular) podrán disfrutar del eclipse solar anular.
El eclipse solar, en directo
Para todos aquellos que no sean pingüinos o no vivan en Australia, el eclipse solar se podrá observar gracias al streaming en directo de la comunidad del telescopio Slooh y el Proyecto Telescopio Virtual que ofrecerán en directo el evento a partir de las 7 de la mañana hora peninsular. Asimismo, para seguir este evento, Xavier Jubier ha publicado un mapa interactivo para seguir en tiempo real y conociendo todo tipo de datos sobre el avance de la sombra de la luna sobre el sol.
En este eclipse de sol la luna convertirá al sol en un anillo de fuego. Esto ocurre debido a que el diámetro del satélite es menor que el solar por lo que no lo podrá cubrir por completo, de forma que en la fase máxima permanece un anillo del disco del astro.
Este eclipse solar anular, el número 21 de los 75 eclipses del ciclo Saros 148, tendrá además la particularidad de no ser central ya que el cono de sombra de la luna roza la superficie de la Tierra, pero el eje no pasa por ella. Este fenómeno solo se da en los extremos terrestres, es decir, la Antártida y el Ártico, y son complicados de observar por la zona en la que se producen y por las incertidumbres al darse tan cerca del horizonte.
En España, tras la primera luna de sangre de la tétrada, habrá que esperar once meses, al 20 de marzo del 2015, justo el día del equinoccio de primavera, para poder ver un eclipse solar sin tener que recurrir a Internet. En esta ocasión, será total y visible en todo el territorio, si las condiciones meteorológicas lo permiten. La oscuridad llegará a la Península y Canarias desde las 8 hasta las 11 horas. La peculiaridad será que se producirá exactamente en el día del equinoccio de primavera. La última ocasión que España pudo presenciar un eclipse de sol fue el 29 de marzo del 2006.
Menos lejanos que este eclipse de sol visible en España serán los eventos astronómicos que se podrán disfrutar durante el próximo mes y que pondrán el broche a una intensa primavera marcada por un mes de abril marcado por la primera luna roja, por la cercanía entre la Tierra y Marte, por la lluvia de meteoros conocida como las Líridas y este eclipse de sol. El día 5 de mayo tendrá lugar el máximo de la lluvia de Eta Acuáridas, las estrellas fugaces del famoso cometa Halley. El 24 del mismo mes se espera que el cielo sea atravesado por un gran número de senderos polvorientos dejados en el espacio por el cometa P/209 LINEAL.
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