Desde que el volcán comenzó a lanzar bocanadas de ceniza y gases, los niños y adultos de Salinas Moche sufren de ardor y comezón en los ojos, dolores de cabeza, ciertos ataques de tos, y náuseas. Este es el diagnóstico de la brigada de médicos de EsSalud-Arequipa que llegó la mañana del viernes a esta comunidad campesina, ubicada a 78 kilómetros de Arequipa.
El 95% de atendidos tiene conjuntivitis alérgica y el 80%, faringitis. También hay diarreas, dermatitis y todos aquellos males desencadenados por el humo que brota del cráter y que se levantan como un gran hongo plomizo hasta el cielo. En los últimos días, las columnas alcanzaron los cinco mil metros de altura. Luego la concentración tomó la forma de la cola de un cometa y viajó arrastrada por el viento y se precipitó.El alcalde de la comunidad, Jorge Quispe Castro, nos dice que hace tres días el pueblo tenía un paisaje fantasmal. En la mañana, lo envolvió una niebla fina. Ese martes el viento sopló en dirección noroeste y no solo transportó la estela plomiza hasta Salinas Moche, pues los remanentes llegaron hasta los distritos metropolitanos de la ciudad de Arequipa. Hubo caída imperceptible de material, menor a las cien micras, en los distritos de Paucarpata y José Luis Bustamante y Rivero.
En cambio, en la frígida mañana de viernes hay una inmensa nube de humo depositada en el cráter que viaja en sentido contrario a Salinas Moche. Caerá sobre los poblados de Ubinas, Escacha, Yalaque y Chojata, donde la situación es crítica. Los pastizales y fuentes de agua están cubiertas de capas de ceniza. En total, se estima que son más de cuatro mil afectados en un radio de más de diez kilómetros del volcán. Los asentamientos más cercanos, Querapi y Tonohaya, fueron evacuados. La ayuda se priorizó en estas jurisdicciones, pero se olvidaron de Salinas Moche.
Después de más de una semana de declarada la alerta naranja, lo más de 400 pobladores de esta comunidad, recién esta mañana, reciben máscaras para protegerse de las emisiones, y un lote de medicamentos. El asesor de la presidencia regional de Moquegua, Hugo Espinoza, admite que se ha priorizado la ayuda en áreas críticas. El gobierno regional ha pedido seis millones al gobierno para atender la emergencia.
Los seis especialistas encabezados por el gerente de EsSalud, Fernando Farfán, atienden en la posta médica en donde se forman largas colas. La mayoría, mujeres que se protegen la cabeza con una suerte de turbante blanco. La prenda es multiusos. Las protege del sol, cuya radiación a 4500 metros de altura resulta abrasadora; y también de la sensación de frío, pues las temperaturas bajan a tal grado “que cuando abres el caño en la mañana salen cubitos de hielo”, nos dice Eduardo Espezúa, un profesor de la comunidad.
La mayoría de niños en esta zona tiene los cachetes colorados y a veces cuarteados por el frío de las noches, la exposición solar y ahora por los tóxicos del volcán.
Para los pobladores de Salinas Moche este año empezó muy mal. No solo por la amenaza del volcán, sino también por la sequía. Sin aguaceros no hay pasto para alimentar a sus vicuñas y las ovejas mueren.
Durante la atención, una funcionaria de EsSalud percibe un sismo. Los pobladores dicen que no es nada en comparación a días anteriores.
Es un día tranquilo, pero es una calma chicha. La especialista del Ingemmet, Luisa Macedo, nos dice que persiste el ascenso de magma y que probablemente esté acumulando energía dentro de esta montaña que tiene la forma de una pirámide trunca. Cuando haya una congestión ocurrirá la explosión.
El Ubinas es uno de los siete volcanes más activos del Perú. Tuvo 25 erupciones reportadas desde 1550, que no han sido violentas, aunque las evidencias advierten de una pliniana desde hace mil años, como la ocurrida en el monte Vesubio que sepultó Pompeya y Herculano. Esperamos que esta no se repita.
La viscosidad de la lava empeora la situación
Según el monitoreo del Instituto Geológico Minero y Metalúrgico (Ingemmet), el martes pasado el volcán tuvo una actividad intensa. Se registró un total de once explosiones.
Estas se asemejan a la detonación de una carga de dinamita y que a veces remece el suelo. ¿La razón de su poder? Resulta que son producidas por el ascenso del magma caliente hacia el cráter.
La concentración de material viscoso sale disparada destrozando las costras de lava seca que obstruyen el conducto. Esa es la característica de los volcanes andinos, tienen una lava viscosa que se seca rápido, dice la especialista del Ingemmet Luisa Macedo.
Por eso en una erupción volcánica la lava no representa peligro, más bien sí la ceniza y el material piroplasto, una suerte de piedras incandescentes que salen disparadas como bólidos de fuego. El Ubinas ya lanza este material.
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