El valle de los huesos secos.
(Profecía de Ezequiel para el renacimiento de Israel-1948)
En la época de la cautividad judía, por mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia (593-571 a.C.) el sacerdote Ezequiel, hijo de Buzi recibe un dramático llamado al ministerio de profeta junto al rio Quebar (Ezequiel 1:1-14).
El hombre de 30 años de edad contempla una espectacular visión donde pudo visualizar seres celestiales y teofanías asombrosas que hablaban de la gloria de Dios y el jurado Mesías. Se le dice que será enviado como mensajero a un pueblo terco y de dura servís (Ezequiel 2:1-7) pueblo que es igual a sus ancestros (un pueblo de corazón duro, sordo a la palabra de su Dios).
Luego vio a la mano del Señor que estaba extendida hacia el invitándolo a tomar un pergamino escrito por dentro y fuera (Ezequiel 2:8-10) rollo que contenía “endechas, lamentaciones y ayes”, un mensaje de juicio divino para la nación rebelde. Ezequiel tomo el pergamino y lo comió, en su boca fue dulce como miel, pero en su estomago fue amargo como el ajenjo (las dos caras de la palabra divina) entonces fue a la casa de Jacob y de Israel para revelar los designios celestiales para su pueblo apartado de Dios.
Fue así que este hombre que tenía el oficio de sacerdote en su época ahora pasaba a ser uno de los profetas más importantes y polémicos que ha existido, aparte de ser uno de los que es conocido por ser de los profetas mayores del Antiguo Testamento es un hombre que vivió épocas difíciles de olvidar en el mundo antiguo. Y creo que es por eso que su libro tiene un olor y un sabor tan apocalíptico como lo tiene Daniel y el mismo Apocalipsis de San Juan.
De todos los mensajes proféticos, es sin lugar a dudas el “Valle de los huesos secos” el más conocido de este libro del A. T. (Ezequiel 37:1-14).
En esa visión el profeta es llevado por el espíritu a un enorme valle que estaba cubierto por miles de millones de huesos secos al extremo. (Ezequiel 37:1-2).
De seguro era un paisaje incomodante, lo más probable es que el hombre se sentía relacionado con lo que sus ojos contemplaban, ya que no hacía mucho tiempo atrás vio que Babilonia pisoteo al reino judío.
El Señor pregunta al hijo de Buzi si es que “¿estos huesos vivirán?...” (Ezequiel 37:3) el profeta estaba algo confundido y responde: “Sr. Jehová, tú lo sabes…”.
Era comprensible la actitud del hombre ya que él podía medir las cosas que observaba desde la lógica humana. Para el ser humano la muerte es el fin y no hay vuelta atrás para ello, “lo muerto, muerto esta”.
Pero para Dios no hay nada imposible y aunque Ezequiel no podía imaginarse que la visión estaba muy relacionada con él y su país, continuaba por el momento en un estado neutro. El valle de huesos secos representaba a Israel, Dios mostraba así la condición en la que estaba la nación de Ezequiel, y era bastante apropiada en verdad.
De seguro era un paisaje incomodante, lo más probable es que el hombre se sentía relacionado con lo que sus ojos contemplaban, ya que no hacía mucho tiempo atrás vio que Babilonia pisoteo al reino judío.
El Señor pregunta al hijo de Buzi si es que “¿estos huesos vivirán?...” (Ezequiel 37:3) el profeta estaba algo confundido y responde: “Sr. Jehová, tú lo sabes…”.
Era comprensible la actitud del hombre ya que él podía medir las cosas que observaba desde la lógica humana. Para el ser humano la muerte es el fin y no hay vuelta atrás para ello, “lo muerto, muerto esta”.
Pero para Dios no hay nada imposible y aunque Ezequiel no podía imaginarse que la visión estaba muy relacionada con él y su país, continuaba por el momento en un estado neutro. El valle de huesos secos representaba a Israel, Dios mostraba así la condición en la que estaba la nación de Ezequiel, y era bastante apropiada en verdad.
Ezequiel procede en obediencia y Fe… profetiza vida a los muertos… Y la vida alumbra en el valle seco obligando que la oscuridad y la muerte retrocedan ante el mandato divino (Ezequiel 37:710).
El profeta cuenta que un temblor y un viento fuerte siguieron a la palabra profética mientras que los huesos se juntaban y le crecían tendones, coyunturas, carne nueva y espíritu nuevo llenaba su interior: “… y estuvieron de pie; y era un ejército grande en extremo.” Ezequiel 37:10. Fue de seguro todo un espectáculo lo que vio el profeta, ahora ya lo comprendía mejor y Dios se encargo de ser bien entendido (Ezequiel 37:11-14).
Los mismos descendientes de Abraham tenían ese concepto de su realidad “Nuestros huesos se secaron y pereció nuestra esperanza, somos del todo destruidos…” Ezequiel 37:11 pero El Señor declaraba por ellos lo contrario: “He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío… y os traeré a la tierra de Israel… y sabréis que yo soy Jehová… Y pondré mi Espíritu en vosotros y viviréis, y os hare reposar sobre vuestra tierra…” Ezequiel 37:12-14.
Dios dejo en claro con este mensaje dado por Ezequiel que pese a que el pueblo judío estaba destruido y sin la herencia de su tierra, con el permiso concebido por el mismo, El mismo los haría retornar y levantarse de las cenizas como un ave Fénix.
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