Una línea de fallas nunca antes detectada augura un sismo de dimensiones colosales.
Es cuestión de tiempo. California será escenario de un terremoto devastador. La razón estriba, según los geólogos, en el descubrimiento de un “puente” entre dos fallas volátiles que corren paralelas en la línea de San Andrés, un sistema continental que discurre bajo el estado. Se esperan sismos de magnitud superior a 7. Así lo ha revelado en un artículo publicado este martes la revista ‘Science Advances’. Ya en junio de este año se detectó un movimiento a lo largo de la citada línea que sembró el pánico en ciudades como Los Ángeles y San Francisco. Sin embargo, el fantasma de un nuevo peligro se sitúa ahora en el área de la bahía de San Francisco.
Las fallas de Rodgers Creek y Hayward se extienden a través de unos 185 kilómetros. Representaban ya un importante peligro sin conocerse esta conexión, pero el “puente” recién hallado evidencia que constituyen una sola falla. Según uno de los geólogos autores de la investigación, David Ponce, puede darse el ‘efecto de goma elástica’, que duplicaría la magnitud de las consecuencias de la quiebra final de la falla.
“Cuanto más larga es una falla, más grande será el terremoto que pueda producir. En este caso la longitud de la falla se duplica”, explica Ponce citado por ‘Popular Mechanics’.
A su juicio, hay un riesgo de que se produzca un terremoto de magnitud 7,4, el cual sería el quinto mayor de la historia de California y tal vez el más mortal. La probabilidad de que ocurra en los próximos 30 años también es alta: de un 32%.
La tragedia amenaza con provocar una catástrofe humana incalculable para los 7,5 millones de habitantes de la zona. 2,5 millones viven en áreas muy cercanas a las fallas, advierte Ponce.
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