En el río Coata, junto a Puno, Perú, los cadáveres de decenas de miles de ranas yacen en las orillas. La razón, la contaminación que azota esta reserva natural sin que las autoridades hagan nada.
Un pequeño cuerpo va flotando lentamente entre las bajas aguas del río Coata hacia el lago Titicaca. Es una rana muerta, arrastrada por la corriente. Esto no tendría nada de especial si no fuera porque remontando el río, a pocos kilómetros, hay unas cuantas más. Y un poco más arriba, cientos de ellos. A unos cuarenta kilómetros de la desembocadura se cuentan ya por miles los cadáveres de Telmatobius sp. tirados en las orillas, descomponiéndose. Las gaviotas y otros animales aprovechan para hacerse con los restos de estos animales, sin importarles mucho qué catástrofe ha acabado con ellos.La contaminación del río Coata
Aunque los Especialistas del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) se muestran cautos a la hora de sacar conclusiones, el Comité de Lucha contra la contaminación del río Coata de Puno tiene muy claro que la culpa está en la contaminación. No es la primera vez que algo parecido ocurre. Pero probablemente jamás con tanta intensidad. En esta ocasión, tan sólo en 200 metros del río, se recolectaron hasta 500 especímenes que están ahora bajo la jurisdicción del Serfor para su análisis. Ya a principios de este mes comenzaron a apreciarse cadáveres de ranas. En esta ocasión, algo ha desencadenado la muerte masiva de los anfibios.
El río Coata ha sido analizado en numerosas ocasiones por portar todo tipo de agentes contaminantes, especialmente metales pesados e hidrocarburos procedentes de las industrias circundantes. Los paisanos de Puno y alrededores llevan denunciando esta situación desde hace años. Según Maruja Inquilla, dirigente del Comité de Lucha contra la contaminación del río Coata en Puno, a excepción de las autoridades municipales, el resto de la administración hace oídos sordos a las quejas a pesar del malestar general mostrado entre los ciudadanos.
Además de las ranas, en esta ocasión se apreciaron residuos sólidos y lodos contaminantes en los márgenes del río, cosa que tampoco resulta novedosa. Estos restos pueden proceder de refinerías y extracción mineral. Los restos de metales pesados e hidrocarburos alcanzan desde hace años la reserva natural del lago Titicaca, tal y como muestran numerosos informes y análisis de la fauna del lago. El problema ha sido encarado en numerosas ocasiones desde una perspectiva internacional, lo que no ha puesto solución a episodios tan graves como este.
Telmatobius, la familia en peligro
Telmatobius es un género de ranas endémicas de la cordillera andina. Su evolución entre las tierras de Bolivia y Perú le ha conferido algunas características únicas. Aunque están muy extendidas, en realidad las ranas como Telmatobius culeus son extremadamente sensibles a cambios físicos como la temperatura o la contaminación de las aguas. Las ranas, aunque poseen pulmones, respiran por el tegumento. Toda su piel es un enorme y delicado órgano respiratorio. Por eso cualquier pequeño cambio químico en las aguas circundantes tiene un efecto drástico.
En concreto, Telmatobius culeus posee pliegues especiales que aumentan la superficie con la que contactan con el agua. Esto les permite respirar incluso en aguas turbias y con poco oxígeno. Pero también aumenta el peligro al que se exponen cuando las aguas del río bajan contaminadas. Las ranas del lago Titicaca sirven como indicador de aguas limpias por esta razón. En el momento que llega un vertido, sus cuerpos son los primeros que alertan de la contaminación. 10.000 cuerpos, según se estiman, sirven para levantar todas las alarmas.
Además, actualmente, Telmatobius sp., la familia de estas ranas, está considerada como vulnerable debido a varios factores. El primero es la sobre-explotación. Las ranas de esta familia, especialmente las de especies como culeus, han sido cazadas para comer o para venderlas a lo largo de décadas. La delicadeza de la especie, unida a la contaminación ha reducido su número de una forma alarmante. Sin embargo, aunque existen algunos intentos de cría en cautividad, no existen casi estudios que permitan su correcta gestión.
Esto se traduce en una pérdida progresiva (y muy rápida) de ejemplares, poniendo esta especie en peligro. Actualmente, la rana del lago Titicaca se encuentra en peligro crítico de extinción. 10.000 ejemplares muertos suponen un durísimo golpe para esta especie que se está extinguiendo rápidamente. En cuanto a otras especies de ranas del lago, debido a los pocos estudios, la IUCN, encargados de evaluar el estado de la biodiversidad y marcar en su “lista roja” a las especies en peligro, ha catalogado muchas de las especies de Telmatobius como “vulnerables” a la falta de más información. Mientras tanto, los problemas de gestión y contaminación no parecen solucionarse gracias al incómodo y llamativo mutis en el que parece sumirse la administración nacional.
(Fuente: hipertextual.com)
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