Por primera vez en más de 60 años, los científicos han observado cambios en el patrón de vientos sobre las regiones ecuatoriales.

Las corrientes de la estratosfera tropical —la capa atmosférica desde alrededor de 16.000 hasta cerca de 48.000 metros de altura— circulan en dirección este y oeste de manera alterna cada 28 meses.
Primero, los flujos del oeste que se encuentran en la parte alta descienden de manera gradual y dejan lugar a los del este; después, son los vientos del este los que bajan, mientras que los del oeste ascienden. Esta oscilación cuasibienal se conoce desde 1953 e influye en la cantidad de ozono de la atmósfera.
A finales de 2015, los especialistas observaron extrañas alteraciones en esa conducta: los vientos del oeste subieron y bloquearon el flujo descendente de los del este. Aunque todo volvió a la normalidad este julio, Newman y sus colegas estudiaron las causas y posibles consecuencias de ese fenómeno.
En definitiva, estos especialistas intentan averiguar si se trata de un ‘cisne negro’ —un evento que ocurre una sola vez en una generación—, o de ‘un canario en una mina de carbón’: una alteración fruto del cambio climático de consecuencias desconocidas.
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