Según los investigadores el enorme agujero está relacionado con la fusión de los hielos perpetuos bajo la tundra
El conocido como «cráter del fin del mundo» localizado en el norte de Siberia y cuya imagen consiguió más de 9 millones de visitas en YouTube no es único y es un fenómeno natural que corrobora el cambio climático, según científicos de la Universidad de Tomsk (Siberia).
«El cráter confirma que el cambio climático es real. Lo extraordinario es que este fenómeno a toda vista natural haya ocurrido en un espacio de tiempo tan corto, ante nuestros ojos», aseguró Leonid Rijvanov, doctor en Geología por la Universidad de Tomsk (Siberia), en declaraciones a EFE.Normalmente, los fenómenos geológicos son resultado de procesos de cientos o miles de años, pero los «agujeros negros», como también son conocidos los cráteres aparecidos en la península de Yamal, que significa «Fin de la Tierra» en lengua aborigen, son relativamente recientes.
«Son consecuencia directa del calentamiento de nuestro planeta que está provocando que se derritan los hielo perpetuos que cubren la tundra siberiana. Aunque no es algo catastrófico, ya que Siberia es un lugar muy sensible a los cambios», apuntó Rijvanov.
Rijvanov recordó que el hielo contiene gas y cuando se reduce el espesor de la superficie helada, ese gas sale disparado como si se tratara de fumarolas en las zonas volcánicas y crea esos agujeros con formas tan ideales, que parecen hechas por el hombre, por extraterrestres o un meteorito, como se comenta en las redes sociales.
El famoso cráter, que se encuentra a unos 30 kilómetros de la localidad Bovanenkovo, cautivó a expertos y neófitos por su tamaño -más de 60 metros de diámetro y 20 de grosor en su boca, por lo que se podría acceder en helicóptero- y por el hecho de que, por el momento, es imposible ver el fondo.
«Acercarse era peligroso, ya que el hielo que forma los bordes del cráter se derrite continuamente y la superficie colindante es extremadamente resbaladiza», según relató la geóloga Marina Leibman de la Academia de Ciencias de Rusia, una de las primeras en llegar a la zona.
En cuanto a las hipótesis, Leibman descartó que el agujero fuera provocado por un río subterráneo y vincula el fenómeno con el calentamiento de los últimos años, en particular en 2012.
«El calentamiento pudo haber provocado la liberación de mayores volúmenes de gas. Los cambios de temperatura en la superficie terrestre no están sincronizados con los del aire», precisó Leibman.
La coordinadora del programa ártico de Greenpeace Rusia, Yevguenia Belakova, señaló a Efe que el metano tiene un efecto invernadero mayor que otros gases y que su presencia es otro factor que contribuye en gran medida al cambio climático en el Ártico.
En lo que todos están de acuerdo es en la necesidad de enviar una expedición científica permanente para estudiar la zona -ya que podría haber «bolsas de gas», que serían muy peligrosas si se detectan en zonas habitadas o yacimientos de hidrocarburos-, con el fin de predecir la formación de estos agujeros negros
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