La sonda Messenger de la NASA, la primera nave espacial en entrar en la órbita de Mercurio, ha encontrado misteriosos agujeros en su superficie. Las aberturas demuestran que ese planeta está todavía evolucionando “de una forma sorprendente”, indican los especialistas de la Agencia espacial estadounidense.
Los expertos aseguran que este fenómeno es extraño, porque en el planeta no hay atmósfera, ni viento ni lluvia. Así que los orificios no pueden haber sido hechos por acción de estos elementos sino por "otras fuerzas" que aún son un misterio.
Según los científicos, los agujeros miden entre 18 metros y 1,6 kilómetros de diámetro y tienen entre 18 y 36 metros de profundidad; además que parecen ser más jóvenes que los cráteres donde se encuentran. Eso significa que la superficie de Mercurio evoluciona de una manera sorprendente.
Mercurio es el planeta más cercano al Sol y con mayor exposición al "clima espacial extremo". También es uno de los astros que más ha costado investigar. Una nave espacial debe desplazarse a unos 104.607 kilómetros por hora para alcanzarlo y además resistir el calor del Sol.
La sonda Messenger fue la primera en entrar en su órbita en marzo pasado y tiene el objetivo de desentrañar los misterios del planeta. Antes de Messenger, sólo otra nave estadounidense había estudiado Mercurio aunque sin entrar en su órbita, la Mariner-10, en 1974.
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