En esta caverna, llamada “Cueva de los Tayos”, Juan Moricz pasó sorpresivamente, a través de una puerta dimensional, a un universo paralelo, donde estuvo 15 días con sus habitantes neandertalenses, pero no pudo asimilarlo y como consecuencia su decodificador borró todo lo sucedido.
El astronauta Neil Amstrong, el primer humano en pisar la Luna, participó de una expedición que se realizó a la Cueva de los Tayos en julio de 1976, donde participaron 120 soldados y científicos, se emplearon 20 toneladas en equipos y costó un millón de libras esterlinas (alrededor de 2,6 millones de dólares en esa época).

Las planchas metálicas conteniendo los ideogramas indescifrables que Juan Moricz trajo del universo paralelo fueron sustraídas por los Hombres de negro –¿cuándo no?– y en la actualidad están arrumbadas en un armario dedicado a los trastos viejos en el Área 51.
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