Se le podría llamar una tierra de extremos, y es que Islandia posee hielo y fuego a la vez. Este helado territorio posee en su superficie una gran cantidad de volcanes. Ahora, uno de ellos, Öræfajökull, considerado uno de los volcanes más peligrosos de Islandia, ha despertado, creando una gran preocupación entre los vulcanólogos.
El volcán ha reportado un aumento en su actividad sísmica, además el aire huele a azufre, el cual se filtra a la superficie junto a aguas subterráneas calientes y de color oscuro; según lo informado por Associated Press. Estas señales de advertencia, junto a una cavidad en la nieve de la cima que se profundiza a una velocidad de 45 centímetros (18 pulgadas) por día, indican claramente que el magma se está moviendo en dirección a la superficie.
Durante la última semana, la Oficina Meteorológica de Islandia ha detectado 160 terremotos en el área, lo cual es una frecuencia muy superior a los niveles normales. Debido a esto el nivel de alerta se ha elevado a amarillo, lo que se cataloga como «signos de inquietud elevada».
Öræfajökull es considerado uno de los volcanes más peligrosos de Islandia. No ha entrado en erupción desde 1728, y la falta de datos históricos hace que no quede claro con qué frecuencia podría explotrar. La esperanza es que no repita los eventos de 1372, que fueron notablemente violentos y que destruyeron un condado entero a través de escombros volcánicos e inundaciones relacionadas
A pesar de el aumento de la actividad, el volcán parece haberse «detenido», así lo explica el Dr. Tobias Dürig, vulcanólogo e investigador postdoctoral en la Universidad de Otago, Nueva Zelanda, quien pasó varios años investigando volcanes islandeses en el sitio. Él cree que el volcán se ha calmado, pero temporalmente.
«Después de un período de disturbios en septiembre, la actividad sísmica ha disminuido; pero no se ha detenido. Esto podría indicar que algo estaba en camino y ahora ha alcanzado un estado de ‘mejor’ estabilidad», dijo Dürig.
Sin embargo, debemos considerar que esta es una característica común en muchos volcanes. El magma a menudo se precipita hacia la superficie, solo para detenerse justo antes de un conducto. En lugar de una erupción, entra en un estado de reposo y se acumula en un depósito menos profundo.
Dürig agregó: «No podemos excluir la posibilidad de que este estado pueda cambiar, sin embargo existe la posibilidad de que, después de exceder cierto umbral de estrés, se pueda liberar un lote de magma, que en combinación con el glaciar que lo cubre podría ser un escenario peligroso».
Existen dos posibilidades:
El magma atrapado bajo el glaciar podría producir una columna sostenida de cenizas, una que se alimentará continuamente por la despresurización continua de las tuberías subyacentes, junto con la liberación de calor del enfriamiento rápido de la lava. El problema es que esto no es posible de predecir.
Otra posibilidad, que no se excluye la primera, es algo llamado jokulhlaup. Si el calor de la erupción es lo suficientemente alto, podría provocar un derretimiento catastróficamente rápido del glaciar, lo que generaría inundaciones repentinas.
Nadie puede decir si estallará en el futuro cercano. «Es por eso que los expertos están jugando a lo seguro», señaló Dürig.
Los investigadores se encuentran monitoreando continuamente el hielo para detectar cualquier cambio en la superficie. Se apoyan con equipos de GPS de última generación y múltiples vuelos armados con un radar increíblemente preciso.
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