Un material descubierto hace apenas 13 años sería la clave para ayudar a resolver uno de los retos más acuciantes de la Humanidad: el suministro de agua potable.
Resulta que el grafeno, aislado por primera vez en 2004 y considerado el material más fino del mundo, podría usarse para filtrar la sal del agua marina, convirtiéndola en apta para el consumo humano.
Ilustración de la membrana de grafeno. Foto: PA Science
Investigadores de la Universidad de Manchester, en el Reino Unido, crearon para esto unas membranas de un derivado del grafeno, el óxido de grafeno, que se obtuvo por oxidación simple en el laboratorio.
Las membranas son capaces de filtrar nanopartículas pequeñas y moléculas orgánicas en sales grandes, pero se hinchaban en contacto con el agua y no podían usarse para filtrar sales comunes, que requieren filtros con orificios diminutos.
Ante ese escollo, los investigadores de Manchester probaron aplicando una capa delgada de resina epoxi a cada lado de la membrana de óxido de grafeno, y lograron evitar así que se hinchara, creando un eficaz tamiz que puede filtrar el agua de mar.
El experimento, explicado en la revista Nature Nanotechnology, demuestra el potencial del óxido de grafeno para la desalinización.
“Esta es nuestra primera demostración de que podemos controlar el espacio de los poros en la membrana y llevar a cabo la desalinización, lo cual antes no era posible”, declaró a la BBC Rahul Nair, jefe del equipo de investigación.
El avance es promisorio, pero el reto es enorme: lograr la producción de esa membrana a nivel industrial. “El próximo paso será comparar este material con los mejores que existen en el mercado”, explicó Nair.
El grafeno tiene gran fuerza tensil y conductividad eléctrica, por lo cual es considerado también el material del futuro.
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