Los expertos alertan de que las tasas de extinción han llegado a niveles sin precedentes desde la desaparición de los dinosaurios y de que la existencia humana está amenazada
El mundo perderá, en el arco de tres generaciones, muchos de los beneficios de la biodiversidad, señaló el profesor del Stanford Woods Institute for the Environment y uno de los autores del estudio, Paul Ehrlich, quien advirtió de que «estamos serrando la rama sobre la que estamos sentados».
Expertos de las universidades de Standford, Autónoma de México y Florida piden, en un estudio publicado ayer en Science Advances, tomar «medidas rápidas» para conservar las especies amenazadas, sus poblaciones y hábitats, y advierten de que «la ventana de oportunidad» para hacerlo «se está cerrando con rapidez».
El estudio muestra, «sin ninguna duda significativa, que estamos entrando en la sexta gran extinción masiva», alertó Ehrlich, según un comunicado de la Universidad de Standford.
Los científicos coinciden en que las tasas de extinción han llegado a niveles sin precedentes desde la desaparición de los dinosaurios, pero algunos han cuestionado esa teoría al pensar que las estimaciones previas descansaban en supuestos que sobrestimaban el nivel de la crisis.
El nuevo estudio indica que, incluso con las estimaciones más conservadoras, las especies de nuestro planeta están desapareciendo unas cien veces más rápido de lo que sería normal en un periodo entre extinciones masivas -lo que se conoce como «tasa de fondo»-.
«Nuestra especie podría desaparecer pronto»
«Si dejamos que esta situación continúe, la vida podría tardar muchos millones de años en recuperarse y nuestra especie podría desaparecer pronto», señaló Gerardo Ceballos de la Universidad Autónoma de México.
En el caso de los vertebrados, que es el grupo con los datos y fósiles más fiables, los investigadores se preguntaron si incluso las estimaciones más bajas de la diferencia entre las tasas de fondo y la actual aún justifica la conclusión de que las personas están precipitando «un espasmo global de pérdida de biodiversidad» y la respuesta es «un sí definitivo».
«Insistimos en que nuestros cálculos es muy posible que subestimen la gravedad de la crisis de extinción, ya que nuestro objetivo era fijar un límite inferior realista al impacto de la Humanidad en la biodiversidad», señalan los expertos en su informe.
Las causas
Una población humana en constante crecimiento, el consumo per cápita y la desigualdad económica han alterado o destruidos hábitats naturales.
El desbroce de tierras para la agricultura, la explotación forestal, la introducción de especies invasoras, las emisiones de CO2, que llevan al cambio climático y la acidificación de los océanos, las toxinas que alteran y envenenan los ecosistemas, la lista de agresiones es larga.
En la actualidad, el fantasma de la extinción se cierne sobre el 41% de las especies anfibias y el 26% de las de la mamíferos, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
«En todo el mundo hay ejemplos de especies que son básicamente, muertos vivientes», indicó Ehrlich.
A medida que desaparecen las especies, también lo hacen las funciones que cumplen como la polinización de la cosechas por las abejas.
A pesar del sombrío panorama que dibuja el informe, hay una vía hacia adelante, según los expertos. «Evitar una sexta extinción masiva real requerirá de grandes, rápidos e intensos esfuerzos para conservar las especies amenazadas y aliviar la presión sobre sus poblaciones, especialmente previniendo la pérdida de su hábitat, la sobreexplotación con fines económicos y el cambio climático», señalaron.
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