De un tiempo a esta parte los multimillonarios no paran de acumular lingotes. ¿Por qué lo hacen? Según algunos economistas el cataclismo es inminente
Al millonario canadiense Keith Neumeyer, CEO de First Majestic Silver, una de las mayores empresas mineras de plata del mundo, no le cabe duda de que el mundo se enfrenta a un cataclismo financiero inminente, y la personas que tienen la posibilidad de asegurar su riqueza comprando bienes tangibles y que no se devalúan, como el oro y la plata, no están perdiendo el tiempo en hacerlo.
Según ha explicado en una entrevista con Future Money Trends la catástrofe es inminente, y podría llegar mucho antes de lo que pensamos: “Está en la baraja. Predecir exactamente qué va a significar o cómo va a ser… Ese es el gran desafío. Creo que mucha gente lo está ignorando, pero hay algunas mentes privilegiadas que están hablando de ello. Creo que los chinos quieren que parte de su divisa sea flotante. Creo que ese va a ser realmente el próximo paso de este gran cambio, este reajuste que viene. Podría incluso pasar este año”.
El pasado febrero un revelador artículo en The Sunday Telegraph alertó de que la demanda de oro en lingotes en los primeros meses de este año prácticamente había duplicado a la del mismo periodo de 2014. Así lo aseguraba una fuente de BullionByPost, el mayor comerciante de oro de Reino Unido, que asegura que están viviendo la mayor demanda del metal precioso en sus seis años de historia y hay que tener en cuenta que no todo el mundo puede permitirse comprar unos lingotes que se venden a unos 40.000 dólares el kilo.
Según el portavoz de BullionByPost, los multimillonarios europeos están comprando oro ante el miedo a una posible salida de Grecia del euro, lo que sería una catástrofe para las finanzas del continente. Pero lo cierto es que los millonarios con intereses en Europa no son los únicos que están acumulando metales preciosos. En 2014 el Banco Central de Rusia compró un total de 173,1 toneladas de oro, la mayor cifra de su historia desde la desmembración de la Unión Soviética, y parece extraño que lo hiciera por nada que tenga que ver con Grecia, cuya salida del euro les beneficiaría. También China está acumulando reservas masivas de oro y plata, cuya cuantía se desconoce. Hay miedo, pero nadie sabe muy bien a qué en concreto.
“La gente vive en la ignorancia”
Según Neumeyer, cuando tenga lugar el “gran reajuste” todos sabremos hasta qué punto se ha manipulado el mercado de los metales preciosos y el precio de estos subirá a niveles nunca vistos. Y es entonces cuando Rusia y China, que han acumulado cantidades ingentes de oro en la última década (y nadie sabe cuánto exactamente) descubrirán sus cartas.
“No sé si China está ya preparada para que ocurra, porque una vez que muestre cuanto oro tiene su precio probablemente se eleve en cientos y cientos de dólares. Me imagino que la onza cueste 3.000 dólares o algo así. Nadie lo sabe exactamente, pero creo que ocurrirá, porque la gente va a ver el tesoro que realmente han acumulado los chinos en la última década y eso va a cambiar por completo el mercado”.
Puede que Neumeyer parezca un iluminado, pero no es la única persona que cree que en un cataclismo financiero inminente. De esta opinión es también el profesor Antal Fekete, fundador de la Nueva Escuela Austríaca de Economía, y partidario de adoptar un nuevo patrón oro. Según Fekete, la subida del precio del oro no indica que éste tenga más valor, lo que implica es que el dólar vale menos.
Como asegura el profesor en Forbes, “El valor del oro es constante mientras que su precio fluctúa, lo que significa que el valor del dólar fluctúa. A los ojos de la gente el precio del oro es lo mismo que el valor del oro (debido a que en todos los otros bienes estos dos conceptos coinciden). Eso es exactamente lo que los manejadores del dólar irredimible quieren que la gente crea. La gente debe mantenerse en la ignorancia en lo que concierne al peligro de que el valor del dólar, como el World Trade Center, amenaza con colapsar y enterrarlos bajo los escombros en el momento en que menos lo esperen”.
Feteke, al igual que Neumeyer, cree que la catástrofe llegará más pronto que tarde, y sólo habrá una manera de salvarse: “Tener oro y una parcela de tierra en el campo para enterrarlo en la noche y para el cultivo de alimentos cuando ya no esté disponible en las ciudades”.
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