A finales del año 2013 y principios de 2014, cerca de 30 terremotos sacudieron las inmediaciones de la ciudad de Azle, en Texas (EEUU), donde nunca habían tenido relación alguna con los temblores de tierra.
Un equipo de geólogos y sismólogos de la Universidad Southern Methodist de Dallas (Texas, EEUU) y del Servicio Geológico de EEUU (USGS, por sus siglas en inglés) demuestra en el trabajo que la inyección de grandes volúmenes de estas aguas residuales combinada con la extracción de salmuera del subsuelo en los pozos de gas agotados son la causa más probable de los 27 terremotos que sintió la población de Azle entre diciembre de 2013 y la primavera de 2014. Los temblores no superaron los 3,7 de magnitud máxima, la misma que tuvo el reciente movimiento de Urda en Toledo y que no causó daños.
“El modelo indica que en una de las fallas se genera una diferencia de presiones”, explica Matthew Hornbach, autor principal del estudio. “Cuando simulamos el funcionamiento del pozo durante 10 años con un amplio rango de parámetros, el modelo predice cambios suficientemente grandes como para desencadenar terremotos en fallas que ya tenían presiones”, asegura.
En Estados Unidos, las aguas contaminadas que se generan durante el proceso de extracción de petróleo y gas se suelen inyectar en el espacio subterráneo dejado por los hidrocarburos. Los científicos demostraron ya en 2013 que esta técnica puede afectar a las tensiones geológicas de zonas en las que hay presencia de fallas. Por ejemplo, un estudio publicado en 2014 en ‘Science’, revelaba que cuatro pozos de inyección situados en Jones, Oklahoma (EEUU) afectaron hasta a 35 kilómetros y fueron capaces de provocar hasta el 20% de los terremotos de todo el centro de EEUU.
De hecho, Oklahoma llegó a superar a California -el estado que suele ostentar el récord- en número de terremotos al año, no en intensidad. Y lo mismo sucedió con la cadena de terremotos que se produjeron en marzo de 2014 en Poland Township, Ohio (EEUU), que fueron provocados por las actividades de fracking (o extracción de hidrocarburos mediante fracturación hidráulica) en la zona, según una investigación.
En cualquier caso, la reinyección no se va a utilizar ni ahora ni en el futuro en los proyectos de exploración de gas no convencional en España, según un portavoz de Shale Gas España, la patronal de las empresas de explotación gasista mediante esta técnica. «En España, el agua de retorno que se recupere tras el proceso de estimulación hidráulica se almacenará en tanques certificados y sellados para su tratamiento o reciclaje», explica.
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