En su momento, las brújulas fueron una de las
herramientas más importantes de la historia, especialmente en la navegación y en
los viajes de la antigüedad. A pesar de que en nuestros días no tenga la misma
relevancia que para entonces, pues hoy contamos con complejos y exactos sistemas
de GPS, la brújula era un instrumento primordial al momento de orientarse.
De
todas formas, aún hay quienes las utilizan de todas maneras por algo muy
importante: no necesita energía eléctrica para decirnos
dónde está el norte. Desde cualquier parte del mundo en la que
uno se encuentre, una brújula siempre apuntará hacia el norte.
Hoy voy a enseñarte cómo y por qué las brújulas apuntan al
norte.
La brújula
Invención e historia
Suele señalarse que la brújula fue
inventada por los chinos cerca del siglo XI, no obstante, ciertos
hallazgos podrían indicar algo diferente. Investigando la antigua
civilización Olmeca, en Mesoamérica, se encontró un artefacto
que funcionaba de forma muy similar a las brújulas chinas, ya para el año 1000
a.C., o incluso antes.
Existe toda una controversia en relación a la invención de la
brújula, especialmente en cuanto a los registros históricos y la mención de
artefactos similares en la literatura oriental, así que mejor nos dedicamos
simplemente a su constitución y funcionamiento.
En un principio, las
brújulas chinas y su uso estaba relacionado con lo mágico, lo
espiritual y lo simbólico. Compuestas por piedras de imanes
(rocas minerales de hierro y óxido), estaban pensadas más bien para una
orientación metafórica, para mostrarle el camino espiritual a las
personas.
Años más
tarde, las dinastías chinas y sus fuerzas militares, utilizaban instrumentos
fabricados a partir de estas ideas para la navegación marítima,
dándole un uso mucho más real y útil. Cerca del año 1300, en Europa aparecieron
las primeras brújulas secas, que en el siglo XX fueron
sustituidas por unas llenas líquido.
¿Cómo se compone una brújula?
Una brújula es un instrumento muy simple en sí, consiste en un
pequeño y ligero imán balanceado sobre un eje que gira sin fricción. Este imán
generalmente se denomina aguja y se ubica sobre un gráfico que contiene los
puntos cardinales (norte, sur, este y oeste). El extremo de la aguja, suele
estar señalado de alguna forma, por ejemplo con un “N” o con un punto rojo, para
indicar el norte.
¿Por qué apunta hacia el norte?
Las brújulas funcionan de acuerdo al magnetismo de la
Tierra. Veámoslo de la forma más sencilla, ¿has visto como un imán
atrae a otro? Bien, pues lo que sucede es que el imán de la brújula (la aguja)
es atraído por otro mucho más grande: la Tierra.
Como sabrán, todo imán tiene
dos polos (uno positivo y otro negativo) que provoca atracción o repulsión.
Cuando dos polos son contrarios, es decir positivo y negativo, se atraen;
mientras que cuando dos polos son iguales, positivo y positivo o negativo y
negativo, se repelen. Lo mismo sucede en la pequeña brújula con el imán de la
aguja y el magnetismo de los polos de nuestro planeta.
Piensa que existe un
imán gigante dentro de la Tierra que va desde el Polo Norte al
Polo Sur. Si la aguja apunta hacia el Polo Norte es porque el imán gigante
dentro de la Tierra (magnetismo) tiene su extremo sur (contrario al del imán de
la brújula) en el Polo Norte, girando siempre en dirección Norte.
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