Pruebas nucleares en el Ártico
En el archipiélago ruso de Nóvaya Zemliá
tienen lugar ensayos subterráneos sin contaminación radiactiva de la
zona.
En 1963, dirigentes de la URSS y Estados
Unidos firmaron un acuerdo que prohibía realizar pruebas nucleares en los tres
medios: la atmósfera, el espacio exterior y aguas submarinas. También se
acordaron restricciones en cuanto a la potencia de la carga.
Desde la firma del acuerdo, en Nóvaya
Zemliá, se realizan pruebas nucleares subterráneas, sin contaminación radiactiva
de la zona.
Aunque desde principios de los años 90,
tanto en Nóvaya Zemliá como en general, se suspendieron todas las pruebas.
Entonces, los dirigentes del país adoptaron medidas unilaterales para reforzar
la confianza en el mundo y se firmó el Tratado de Prohibición Completa de los
Ensayos Nucleares (TPCEN).
El Kremlin esperaba que este paso permitiría
a los antiguos enemigos de los tiempos de la Guerra Fría, no solo sentarse a la
mesa de negociaciones y comenzar el proceso de reducir los arsenales nucleares,
sino que también los convertiría en socios en otras cuestiones políticas y
económicas.
Sin embargo, Washington no se unió a la
iniciativa de Moscú. Aunque aceptó la moratoria en cuanto a la realización de
ensayos nucleares.
“Las municiones nucleares son un organismo
vivo”, dijo uno de los especialistas de Rosatom responsable de sector
nuclear-armamentístico. Cualquier proceso relacionado con el material requiere
una vigilancia constante y hay que vigilar tanto los bloques mecánicos como los
electrónicos.
Desarrollo de una nueva
tecnología
“En 1996, en el marco del cumplimiento del
TPCEN, a nuestro departamento le impusieron una tarea”, dice el especialista.
“Había que establecer la fiabilidad, la seguridad del almacenamiento y del
funcionamiento, así como la adecuación de las características táctico-técnicas
del arsenal nuclear. Se desarrolló una tecnología, de los llamados experimentos
subcríticos, con los que se puede garantizar con alta precisión la capacidad
bélica de las armas nucleares y, al mismo tiempo, su completa seguridad en
cuanto al almacenamiento”.
Esta tecnología, de las llamadas
‘explosiones no nucleares -hidrodinámicas o subcríticas’- se ha convertido en
una especie de respiradero para todas las potencias nucleares.
En gran medida, fue gracias a ella por lo
que Estados Unidos y el Reino Unido cambiaron su postura respecto a los acuerdos
internacionales sobre la prohibición de pruebas nucleares.
En EE UU, las nuevas pruebas empezaron a
realizarse en la instalación subterránea LYNER, en el estado de Nevada. Rusia
las lleva a cabo en Nóvaya Zemliá.
Los experimentos con maquetas de
dispositivos nucleares se realizan en las mismas galerías y se utiliza la misma
tecnología que con los dispositivos nucleares.
La única, y radical, diferencia con la
escala de explosiones radica en que en la maqueta del dispositivo se utiliza una
parte no crítica de la sustancia nuclear con respecto a su masa, separando antes
de la explosión no más de 0,1 microgramos de trinitrotolueno.
La maqueta del dispositivo se coloca en un
recipiente especial, que se cubre con arcilla bentonita, y la entrada a la
galería se hormigona. Los experimentos son seguros y no
contaminantes.
El contenedor permite realizar experimentos
al aire libre sin riesgo especial para el medio ambiente ni para las personas,
incluso en los polígonos internos de Rosatom. Una muestra de la seguridad de
tales experimentos es el hecho de que los mismos técnicos se sitúan a solo 30
metros del epicentro de la explosión.
Cada año se realizan Nóvaya Zemliá entre
cuatro y seis “explosiones” con esta técnica. Gracias a esto, Rusia puede decir
que su arsenal nuclear es seguro y competente.
El costo del programa de mantenimiento y
verificación de la capacidad de trabajo y la seguridad de la utilización de
munición nuclear, le costará al erario público alrededor de 2.000 millones de
rublos (unos 65 millones de dólares), y quedará registrado en una línea aparte
en el presupuesto del Estado.
De este dinero solo 30-40 millones de rublos
van directamente a las propias pruebas, el grueso de los fondos se destina a la
preparación del laboratorio para los experimentos y al
mantenimiento.
Hay varias decenas de miles de personas
empleadas. Dos empresas participan directamente en el montaje y desmontaje de
dispositivos nucleares.
En realidad, el arsenal nuclear ruso hace
tiempo que se redujo de decenas de miles de municiones nucleares hasta 2.679
ojivas. Estas son las cifras que presentó en diciembre del 2010 el sitio web
‘Armamento estratégico nuclear de Rusia’.
“En los últimos años desarrollamos un
proyecto de preparación y verificación de municiones nucleares. En la actualidad
no hay necesidad de reanudar los ensayos completos nucleares”, comenta el
diseñador de misiles y cohetes espaciales Gerbert Yefrémov.
Según los expertos, Rosatom se seguirá
ocupando del reciclaje de los materiales así como del desarrollo de las armas
nucleares, de sus pruebas y del soporte técnico en el marco del
TPCEN.
Los militares tuvieron y tendrán la tarea de
garantizar la seguridad del almacenamiento, el transporte y la explotación de
las armas. Incluido el mantenimiento del régimen de confidencialidad alrededor
del último polígono nuclear en Nóvaya Zemlia.
En cuanto al despliegue de fuerzas
adicionales en la región, esto estará más bien relacionado con las
pretensiones de Rusia en la cordillera Ártica.
http://rusiahoy.com/articles/
http://cazasyhelicopteros.blogspot.com/2012/11/se-realizan-pruebas-nucleares-en-el.html
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