HISTORIA
La ciudad de
granito
¿Cómo fue construido Machu
Picchu? Es la pregunta que busca responder con gran rigor el arquitecto cusqueño
Jesús Puelles Escalante en un libro que le ha tomado cuatro años de
investigación.
De acuerdo a las
investigaciones del ingeniero Jesús Puelles, los incas trazaban triángulos
rectos, cuyos vértices tenían proporciones de 3: 4: 5 (el principio de
Pitágoras), y para verificar cada ambiente lo encuadraban con dos diagonales. Al
igual que los griegos, ellos conocían medidas como el pie, la palma de la mano y
la brazada.
La ciudad fue levantada en el
tránsito de los siglos XV y XVI, durante el gobierno de Pachacútec Inca
Yupanqui. Es probable que su construcción –hecha por etapas– haya tomado
alrededor de 20 años.
Desde que su existencia fue
conocida por Occidente, hace cien años, Machu Picchu ha fascinado al mundo
principalmente por dos motivos: por sus dimensiones y estética, y sobre todo por
una pregunta fundamental: ¿cómo y para qué fue construida esta ciudad de piedra
sobre piedra, como diría Martín Adán, en una zona agreste y de difícil acceso?
Las investigaciones recientes han podido dilucidar el enigma. Machu Picchu fue
construida a partir de un conocimiento cabal de la ingeniería civil, vial,
hidráulica, geológica y ambiental, en un tiempo en que el hombre tenía una
cosmovisión propia y sagrada, que vinculaba la sociedad con la
naturaleza.
El ingeniero cusqueño Jesús
Puelles Escalante ha editado un volumen que explica de manera detallada cómo fue
edificada la ciudad inca, recogiendo información hallada en las crónicas, en los
descubrimientos arqueológicos y en sus trabajos de campo, durante cuatro años de
investigación. El libro aborda cuatro aspectos centrales sobre esta maravilla
prehispánica: su arquitectura, su biodiversidad, las intervenciones que se han
hecho para ponerla en valor y las recomendaciones para mitigar sus riesgos
actuales.
Para Arguedas, Machu Picchu
tenía la forma de un cóndor inmenso con las alas extendidas. Fue edificada en
una extensión de 14 hectáreas, si tomamos en cuenta la zona urbana, y en más de
30 mil hectáreas si consideramos todo el santuario natural que la rodea. "Esta
gran obra ha sido lograda por la relación intrínseca que ha existido siempre
entre la arquitectura y la ingeniería. Su ubicación es especial y única, debido
a que se encuentra en un área determinada como una isla interior esteparia,
rodeada por un entorno de gran biodiversidad y ecosistemas", explica Jesús
Puelles.
La ciudad ha sido construida
sobre una meseta de granito, conocida también como batolito de Vilcabamba, una
roca formada en el interior de la tierra, que emergió a la superficie en algún
momento, hace millones de años.
Esta meseta fue entonces una
enorme cantera natural. De ahí se extrajeron las piedras para la edificación de
la ciudad. Según explica el autor los lugares principales, como el templo del
Sol, el templo de las Tres Ventanas, el Torreón, etc., fueron edificados cerca
de la cantera, para evitar acarrear las enormes piedras. "Solo en casos
especiales las rocas fueron llevadas de arriba hacia abajo, debido a que se
construyó siguiendo a una jerarquía: primero la parte alta y luego la inferior.
Con los excedentes, se hicieron los andenes y algunos muros que sí llevaban
mortero, el cual era una mezcla de arcilla de tierra y partículas de
granito".
Pero la parte esencial de
Machu Picchu fue hecha con piedras superpuestas. "Lo más importante corresponde
a cantería fina, piedra sobre piedra, lo cual fue ayudado por el peso del
granito, que es superior al concreto moderno. Estamos hablando de un peso de
2.800 kilogramos por metro cúbico, mientras el concreto solo alcanza los 2.300
kilogramos. Este peso natural le dio estabilidad".
Otro factor es el ancho de los
muros, que fluctúan entre los 80, 85 y 90 centímetros. ¿Pero, cómo hicieron para
cortar, modelar o pulir las rocas? "Hay varias hipótesis –explica Puelles–, en
las excavaciones del Coricancha y Machu Picchu se han hallado piedras ovaladas
cono la hiwaya, cuya dureza es superior a cualquier tipo de roca, y es probable
que esta haya servido para el pulido de las piezas líticas. Para colocar las
piedras en los muros se ensayaba varias veces hasta obtener el mínimo error, de
tal manera que cada pieza era una obra de arte".
Se cree que la muralla que
forma la residencia real fue la primera en construirse. Ahí empezó todo. Luego
vino el Inti Huatana y después el templo del Sol. El Torreón o la tumba real es
uno de los lugares centrales del sitio y es probable que ahí, en algún momento,
haya estado enterrado el inca Pachacútec.
Pero nada de esto hubiera sido
posible sin la técnica de construcción de los incas, quienes aplicando en forma
práctica la geometría de líneas rectas perpendiculares –el mismo principio de
Pitágoras–, pudieron trazar habitaciones, recintos, escaleras, etc., con una
perfección estética asombrosa. Y Machu Picchu tampoco hubiera sido posible si
los incas no hubieran conocido eso que hoy llamamos ingeniería hidráulica y de
fluidos. El abastecimiento de agua en la zona, la red de canales y los sistemas
de drenajes funcionan hasta la actualidad. La prueba, como bien reitera el autor
de este volumen, es que el último diluvio ocurrido en el Cusco, a inicios de
este año, no afectó a Machu Picchu. Los sistemas de drenaje inca funcionaron a
la perfección.
Pitágoras en Machu
Picchu
De acuerdo a las
investigaciones del ingeniero Jesús Puelles, los incas trazaban triángulos
rectos, cuyos vértices tenían proporciones de 3: 4: 5 (el principio de
Pitágoras), y para verificar cada ambiente lo encuadraban con dos diagonales. Al
igual que los griegos, ellos conocían medidas como el pie, la palma de la mano y
la brazada.
La ciudad fue levantada en el
tránsito de los siglos XV y XVI, durante el gobierno de Pachacútec Inca
Yupanqui. Es probable que su construcción –hecha por etapas– haya tomado
alrededor de 20 años.
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