Durante años, los científicos que estudian los alcances superiores de la atmósfera han recurrido a una instalación remota de Alaska conocida como el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP) para obtener información. Supuestamente el HAARP ha proporcionado información sobre algunos de los procesos naturales más básicos que ocurren en la atmósfera. Esta es la versión oficial, sin embargo, los teóricos de la conspiración tienen otra versión muy diferente del funcionamiento real de este programa.
Ubicada en las montañas a más de 400 kilómetros al sur de Fairbanks, se cree que las instalaciones del HAARP han sido el causante de terremotos hasta el accidente del transbordador espacial Columbia. Algunos teóricos de la conspiración dicen que es un arma experimental que puede controlar el clima, mientras que otros van más allá, al asegurar que es una herramienta para el control mental de la población. Y la verdad es que las imágenes del HAARP son realmente inquietantes. La instalación está formada por 180 antenas enormes que se extienden a lo largo de 13 hectáreas. Y si sumas a eso su ubicación remota, y el hecho de que se construyó como un proyecto conjunto entre la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, la Armada, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), tienes como resultado un arma secreta de un poder inimaginable. Pero parece ser que Estados Unidos no es el único país en poseer esta poderosa arma, ya que China y Rusia han reconocido tener una tecnología capaz de modificar la atmósfera.
El nuevo HAARP
China y Rusia han modificado una capa importante de la atmósfera sobre Europa para probar una tecnología controvertida para una posible aplicación militar, según han explicado científicos chinos implicados en el proyecto. Al parecer se han realizado un total de cinco experimentos en junio. Uno, el 7 de junio, que provocó anomalías físicas en un área tan grande como 126.000 kilómetros cuadrados, o aproximadamente la mitad del tamaño de Gran Bretaña, según informó el periódico chino South China Morning Post.
La zona modificada, a más de 500 kilómetros sobre Vasilsursk, una pequeña ciudad rusa en Europa del Este, experimentó un pico eléctrico 10 veces superior de partículas subatómicas con carga negativa a las regiones circundantes. En otro experimento realizado el 12 de junio, la temperatura del gas ionizado delgado a gran altura aumentó más de 100 grados Celsius debido al flujo de partículas.
Las partículas, o electrones, fueron lanzados al cielo por Sura, una instalación de calefacción atmosférica en Vasilsursk construida por los militares de la antigua Unión Soviética durante la guerra fría. Los resultados fueron considerados “satisfactorios”, informó el equipo de investigación en un artículo publicado en el último número de la revista china Earth and Planetary Physics (EPP).
“La detección de trastornos del plasma proporciona evidencia del éxito probable de futuros experimentos relacionados”, dijeron los investigadores.
El profesor Guo Lixin, decano de la escuela de física e ingeniería optoelectrónica de la Universidad de Xidian, ubicada en Xi’an, China, y un científico experto en tecnología de manipulación de la ionosfera en China, dijo que la experimentación conjunta fue extremadamente inusual.
“Esa cooperación internacional es muy rara para China”, dijo Guo, quien no participó en el experimento. “La tecnología implicada es demasiado sensible.”
El sol y los rayos cósmicos producen una gran cantidad de átomos cargados positivamente de vuelo libre conocidos como iones a altitudes de 75 a 1.000 kilómetros. La capa, o ionosfera, refleja las ondas de radio como un espejo. La ionosfera permite que las señales de radio reboten a largas distancias para la comunicación.
Guerra climática
Este proyecto demuestra que los militares llevan tiempo compitiendo en una carrera para controlar la ionosfera durante décadas. La base Sura en Vasilsursk es la primera instalación a gran escala del mundo construida para este propósito. En funcionamiento desde 1981, permitió a los científicos soviéticos manipular el cielo como un instrumento para operaciones militares, como la comunicación submarina.
Las microondas de alta energía pueden desgarrar el campo electromagnético en la ionosfera. Esto puede producir señales de radio de muy baja frecuencia que pueden penetrar el suelo o el agua, a veces a profundidades de más de 100 metros en el océano, lo que lo convirtió en un posible método de comunicación para los submarinos. Cambiar la ionosfera sobre el territorio enemigo también puede interrumpir su comunicación con los satélites.
El ejército estadounidense aprendió del experimento ruso y construyó una instalación mucho más grande para realizar pruebas similares. Como hemos comentado anteriormente, el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP) se estableció en Gakona, Alaska, en la década de 1990 con fondos del ejército de los EE. UU. y la DARPA. La instalación del HAARP podría generar un máximo de 1 gigavatio de potencia, casi cuatro veces la de Sura. China ahora está construyendo una instalación aún más grande y más avanzada en Sanya, Hainan, con capacidad para manipular la ionosfera en todo el mar de la China Meridional.
Está claro que ha comenzado la carrera para controlar el clima, o mejor dicho, para crear catástrofes naturales. Además, esto nos abre la posibilidad de que tal vez, solo tal vez, lo que nos dicen que es el cambio climático, es en realidad una guerra climática entre países.
¿Qué te parece que las grandes potencias quieran controlar el clima? ¿Estamos siendo víctimas de una guerra climática sin precedentes?
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