Esta es la conclusión de un nuevo estudio realizado por expertos de la Universidad de Toronto Mississauga (UTM), Canadá, y colegas de Gran Bretaña, Noruega y Estados Unidos.
Esta es la conclusión de un nuevo estudio realizado por expertos de la Universidad de Toronto Mississauga (UTM), Canadá, y colegas de Gran Bretaña, Noruega y Estados Unidos.
“Una Europa occidental cálida requiere un frío Océano Atlántico del Norte y el calentamiento que el Atlántico Norte está experimentando tiene el potencial de dar lugar a un mayor enfriamiento de Europa occidental“, dice el profesor G.W.K Moore, del Departamento de Ciencias Químicas y Físicas de la UTM.
A medida que el calentamiento global afecta a la tierra y el océano, la retirada del hielo marino significa que no habrá tanta agua fría densa generada a través de un proceso conocido como convección oceánica, creada por los flujos del sur y alimentada por la corriente del Golfo. Si la convección disminuye, dice Moore, la corriente del Golfo puede debilitarse, de manera que se reduce el calentamiento de la atmósfera, en comparación con la actualidad.
Su investigación, publicada este lunes en ‘Nature Climate Change’, es el primer intento de examinar y documentar estos cambios en el intercambio de calor aire-mar en la región –provocados por el calentamiento global– y considerar su posible impacto en la circulación oceánica, incluyendo el climatológicamente importante Circulación Meridional de Retorno del Atlántico.
Estudios anteriores se han centrado en cambios en la salinidad de los mares del norte y sus efectos en la circulación oceánica. Moore y sus colegas investigadores basaron sus hallazgos en datos de los inviernos de 1958 a 2014 que les proporcionaron el ‘European Centre for Medium-Range Weather Forecasts’ y simulaciones de modelos.
Tradicionalmente, la Corriente del Golfo mueve el agua caliente del norte hacia el oeste de Europa, dice Moore, donde suelta calor y humedad a la atmósfera, actuando como moderador del clima en esta región. Los sumideros resultantes de aguas más frías y densas se huden y vuelven al sur a una gran profundidad para finalmente salir a la superficie en los trópicos, donde el ciclo, conocido como la circulación del Océano Atlántico Meridional, comienza de nuevo.
Los mares de Islandia y Groenlandia se encuentran entre los pocos lugares en el mundo donde las condiciones son idóneas y este intercambio de calor es capaz de cambiar la densidad del océano de manera suficiente para hacer que las aguas superficiales se hundan. El mayor intercambio de calor aire-mar en estos mares se produce en el borde del hielo marino.
En el pasado, esta región de máximo intercambio de calor ha coincidido con la ubicación en la que las condiciones oceánicas son óptimas para que se produzca convección. Sin embargo, en los últimos años, el hielo del mar se ha retirado y con él, la región de máximo intercambio de calor. Como resultado, ha habido una reducción en el intercambio de calor en los lugares donde se produce el hundimiento en el océano y esto tiene el potencial de debilitar la convección oceánica en los mares de Groenlandia e Islandia.
“El intercambio de calor es más débil, es como encender la estufa hasta el 20 por ciento -pone como ejemplo Moore–. Creemos que el debilitamiento continuará y eventualmente causará cambios en la Circulación del Atlántico Meridional y la Corriente del Golfo, pudiendo afectar al clima de Europa”.
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