Siempre se ha considerado que los niños tienen una
imaginación muy viva. Pero, ¿cómo podemos saber si nuestros niños están
contando historias o si realmente son la reencarnación de
alguien? Hay muchos casos que indican que los niños, de hecho, tienen la
capacidad de recordar sus vidas pasadas. Y aunque muchas personas rechazan
esta creencia, lo cierto es que los hechos demuestran que se trata de toda una
realidad.
¿Pero qué ocurre si un niño reporta un
incidente en particular que se puede probar? Por ejemplo, mediante los
libros de historia, en los registros de guerra o incluso por los recuerdos de
los miembros mayores de la familia.
Y este es el caso de un niño de 3 años de edad, que viva
en la región de los Altos del Golán, cerca de la frontera de Siria e Israel,
que según relató fue asesinado con un hacha en su vida anterior. Pero
lo sorprendente no fueron sus palabras, fue capaz de mostrar a los ancianos de
la aldea, el lugar exacto donde el asesino enterró su cuerpo. Después de una
investigación al lugar indicado por el muchacho, descubrieron atónitos el
esqueleto de un hombre allí, además del el arma homicida, un hacha.
La reencarnación de una víctima por
asesinato
En su libro, “Los niños que han vivido antes: La
reencarnación en la actualidad”, el terapeuta alemán Trutz Hardo
narra la historia de este chico, junto con otras historias de niños que
parecen recordar sus vidas pasadas con una exactitud asombrosa. La
historia de este niño fue presenciada por el Dr. Eli Lasch, quien es mejor
conocido por el desarrollo del sistema médico en Gaza como parte de una
operación del gobierno israelí en la década de 1960. El Doctor Lasch, que murió
en 2009, le contó los acontecimientos asombrosos a Hardo.
El muchacho era de la etnia drusos, y en su cultura se
acepta la existencia de la reencarnación como un hecho. Tan pronto como nace un
niño, los ancianos buscan marcas de nacimiento, ya que están
convencidos de que éstas provienen de heridas de muerte atribuidas a una vida
pasada. Si dichas marcas se encuentran en un niño, los ancianos tratan de
descubrir información de su vida pasada, y tan pronto como el niño es capaz de
hablar intentan obtener los primeros indicios sobre las circunstancias de su
antigua muerte.
Ellos son conscientes de que a menudo los niños pequeños
confunden los acontecimientos pasados y presentes, así que tan pronto como el
niño tiene tres años y es capaz de distinguir entre los acontecimientos del
pasado y su vida actual, el niño es llevado al lugar que ha descrito y en el
que afirma haber vivido en una vida pasada (siempre que el niño en cuestión
mencionen tal lugar). Dado que se trata por lo general una circunstancia
inusual, se forma una especie de tablero de nativo para la investigación,
dirigido por varios respetados ancianos de la aldea.
Incluso con estos datos, la historia del pequeño de tres
años llegó a sorprender a toda su comunidad. El pequeño nació con una gran
mancha de nacimiento en la cabeza de color rojo. Cuando el niño tenía la edad
suficiente para hablar, le dijo a su familia que había sido asesinado por
un golpe en la cabeza hecha con un hacha, además de recordar el nombre que tuvo
en su vida pasada. El chico decía ser la reencarnación de un hombre que había
desaparecido cuatro años antes. También recordaba el nombre completo de su
asesino.
Debido a la expectación creada por las declaraciones del
muchacho, muchos curiosos se habían reunido para presenciar lo
imposible. De repente, el muchacho se acercó a un hombre y le dijo: “¿No
eres tú…?” El hombre respondió que sí. Entonces el
muchacho dijo: “Yo
solía ser su vecino. Tuvimos una pelea y me mató con un hacha”. El
hombre se quedó sin habla y sin poder reaccionar pero él
no admitió el asesinato.
Entonces el niño les dijo a los ancianos donde estaba
enterrado el cuerpo. En ese mismo lugar, encontraron el esqueleto de un hombre
con una herida en la cabeza que correspondía a la marca de nacimiento del niño.
También encontraron el hacha, el arma homicida. Todo el mundo se quedó mirando
el asesino quien finalmente admitió el crimen delante
de todos. El Doctor Lasch, fue el único no-druso que estuvo presente a través
de todo este increíble proceso.
¿Cómo podía haber sabido el pequeño donde había enterrado
su cuerpo después de su muerte? ¿Cómo pudo reconocer a su asesino? ¿Cómo un
niño tan pequeño recordaba tantos detalles de una vida pasada? Son muchas las
preguntas que acompañan a este inusual caso, que escapa a cualquier explicación
lógica. ¿Existe la reencarnación?
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