Un grupo de terremotos estrechamente sincronizados durante más de cien años en los siglos XVII y XVII dejaron tanta tensión acumulada en las principales fallas del Área de la Bahía de San Francisco, en Estados Unidos, como el gran terremoto de San Francisco en 1906.
Esto sugiere dos posibles escenarios para el próximo ‘Big One’ (un supuesto gran terremoto que se espera que supere los 8 grados Richter) en la región: un gran terremoto y un grupo de grandes terremotos, inclinándose más la balanca hacia el segundo.
“Las placas se están moviendo –afirma el miembro del Servicio Geológico de Estados Unidos David Schwartz–. El estrés se está volviendo a acumular y todos estos defectos tienen que ponerse al día. ¿Cómo van a ponerse al día?”. La Región de la Bahía de San Francisco (SFBR, por sus siglas en inglés) se considera dentro de la frontera de las placas entre el Pacífico y América del Norte. La energía liberada durante su ciclo de terremotos se produce a lo largo de las principales fallas de la región: San Andrés, San Gregorio, Calaveras, Hayward-Rodgers Creek, Greenville, y Concord-Green Valley.“El terremoto de 1906 ocurrió cuando había menos población y la zona estaba mucho menos desarrollada. El terremoto tuvo el efecto beneficioso de liberar la tensión del límite de la placa y relajar la corteza, marcando el comienzo de un periodo de actividad sísmica de bajo nivel”, relata el autor de este nuevo estudio, publicado en ‘Bulletin of the Seismological Society of America’.
El ciclo sísmico refleja la acumulación de estrés, su liberación por el deslizamiento en una falla o un conjunto y su reacumulación y relanzamiento. La bahía de San Francisco no ha experimentado un ciclo completo de terremotos desde que fue ocupada por personas que informaron de la actividad sísmica, bien a través de los registros o instrumentos escritos. Fundados en 1776, la Misión de Dolores y el Presidio de San Francisco mantienen registros de sismos sentidos y daños, marcando el punto de partida en el registro histórico de terremotos de la región.
“Estamos mirando hacia el pasado para obtener una visión más razonable de lo que va a pasar durante décadas en el futuro”, explica Schwartz. “La única manera de conseguir una larga historia es hacer estos estudios paleosísmicos, que pueden ayudar a construir las historias de ruptura de las fallas y la región. Estamos tratando de ver qué pasó y entender las incertidumbres para el área de la bahía“, agrega.
Schwartz y sus colegas excavaron a través de las fallas, observando rupturas superficiales pasadas de los terremotos más recientes en las fallas mayores en el área. La datación por radiocarbono de carbono detrítico y la presencia de polen no nativo establecieron las fechas de paleoterremotos, ampliando el espacio de información de grandes eventos en el año 1600.
Los estudios sugieren que entre 1690 y la fundación de la Misión Dolores y el Presidio en 1776, se produjo un grupo de terremotos de magnitudes entre 6,6 hasta 7,8 en la falla de Hayward (norte y segmentos de sur), la falla de San Andrés (Costa Norte y fragmentos de San Juan Bautista), en el norte de la falla de Calavera, la falla de Rodgers Creek, y la falla de San Gregorio.
No existen datos paleosísmicos para la falla Greenville o la extensión norte de la falla de Concord-Green Valley durante este intervalo de tiempo. “Lo que el grupo de terremotos hizo según nuestros cálculos fue liberar una cantidad de energía comparable a la emitida a la corteza terrestre por el terremoto de 1906“, detalla Schwartz.
Como la tensión en la región se acumula, los autores consideran al menos dos modos de liberación de energía: un gran terremoto y un grupo de grandes terremotos. La probabilidad de la forma en la que se fragmentará el sistema se extiende sobre todas las fallas de la región, por lo que es más probable que se produzca un grupo de grandes terremotos que un solo gran terremoto.
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