Si echamos mano de cualquier libro de historia, podemos ver que sitúan la invención del telescopio en 1608 y a Galileo como al primer ser humano que escudriñó el cielo con uno de estos aparatos.
Sin embargo, si hacemos caso a la propuesta de un científico italiano, esta fecha tendría que ser revisada y situarla un poquito más atrás. Exactamente 2.500 años más tarde, en la antigua Mesopotamia.
Y todo esto porque según este científico, la lente de Nimrud, el utensilio óptico más antiguo que se conserva, era parte de un telescopio que los Asirios usaron para observar el universo.
La lente de Nimrud es una pieza de cristal de roca, de unos 3.000 años de antigüedad que fue hallada en Nimrud, antigua población Asiria situada en lo que hoy es Iraq. La roca en cuestión esta trabajada y pulida para que cumpla las funciones de una lente.
Giovanni Pettinato, científico de la universidad de Roma, afirma que esta lente formaría parte de un antiguo telescopio y que eso explicaría los grandes conocimientos de astronomía que tenían los asirios.
Por ejemplo, describían Saturno como; “Un Dios rodeado por un anillo de serpientes”. Hay que recordar que Galileo no llegó a distinguir los anillos de Saturno y lo describió como; “un curioso objeto con dos lóbulos”.
Los detractores de la teoría del italiano afirman que la lente es muy pobre para estas observaciones, pero Giovanni explica que ésta lente sería una de varias colocadas en línea, con lo que si se dispondría de capacidad de observación.
De todos modos, y por hacer un poco de abogado del diablo, esa lente pudo tener muchas otras funciones. Pudo ser simplemente un adorno o abalorio. Pudo servir como una especie de lupa para que los artesanos Asirios, especialistas en grabar diminutos textos en tablas de arcilla, pudieran realizar mejor su trabajo. O también pudo servir como ayuda a la visión, pues pruebas ópticas realizadas han comprobado que corrige ligeramente el astigmatismo.
E incluso como “encendedor”, ya que es posible encender fuego por medio de la concentración de rayos solares sobre la lente.
Sea cual fuere su función una cosa que sorprende es la práctica desaparición de esta “tecnología óptica” en los siglos posteriores. Apenas ha habido más hallazgos arqueológicos de este tipo y tan solo existe alguna mención en textos romanos que hablan, por ejemplo, de una piedra preciosa que acostumbraba a utilizar Nerón para ver mejor el espectáculo de los gladiadores.
No será hasta el descubrimiento, en una cueva de Suecia, de las lentes de Visby,cuando la óptica “volverá a entrar” en la humanidad para ya no abandonarla.
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