El físico y astrobiólogo Milan M. Ćirković del Observatorio Astronómico de Belgrado explica que la existencia de estrellas artificiales podría ser el indicio más seguro de la existencia no solo de vida extraterrestre, sino de una especia tecnológicamente avanzada.
Pero, ¿qué es una estrella artificial? El concepto es más popular de lo que parece a primera vista y se lo debemos al astrofísico y geólogo británico Martyn J. Fogg. En teoría, los planetas gigantes gaseosos como Júpiter son, en realidad, estrellas fallidas que no han llegado a entrar en ignición. Fogg explica que, si se insertara de manera controlada un diminuto agujero negro en el núcleo de uno de estos planetas, se podría lograr que alcance la masa crítica suficiente como para convertirse en una pequeña estrella. El proceso se conoce como estelificación.
En la novela de Arthur C. Clarke 2010: Odyssey Two (llevada al cine como secuela del 2001 de Kubrik), una misteriosa raza extraterrestre usa los famosos monolitos de 2001 para “encender” Júpiter y así convertir la helada superficie de Europa en un mundo habitable para el ser humano.
Aunque la tecnología para poner en marcha semejante proyecto está completamente fuera de nuestro alcance, Milan M. Ćirković cree que Fogg está en lo cierto y que, de hecho, una raza extraterrestre lo bastante avanzada seguramente ya haya llegado a la misma conclusión y pueda incluso hasta haber puesto en marcha proyectos de estelificación para hacer habitables mundos en otros sistemas solares.

Si, pese a todos los riesgos, una hipotética raza extraterrestre hubiera logrado estelificar un planeta gaseoso, ¿qué aspecto tendría este estrella artificial? Ćirković cree que es posible detectarlas, aunque el margen de error es muy alto porque es imposible distinguir una estrella artificial de una natural. El astrobiólogo cree que hay factores que podrían hacernos sospechar, como encontrar una estrella de masa y tamaño inusualmente pequeños que forme parte, por ejemplo, de un sistema binario y que tenga planetas en zona habitable a su alrededor. Las enanas marrones, un raro híbrido entre planeta gaseoso y estrella podrían ser también indicios de esta ingeniería planetaria.
Actualmente es muy difícil con la tecnología de que disponemos detectar una estrella semejante, e incluso aunque cumpliera todas las carecterísticas descritas por Ćirković, eso no demuestra para nada la existencia de civilizaciones extraterrestres. Con todo, la perspectiva de este astrobiólogo nos da una cosa más a tener en cuenta cuando analizemos los datos que nos llegan de nuestros ojos en el cosmos.
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