El advenimiento de China al 'club' de países capaces de destruir satélites espaciales dibuja un nuevo escenario para una hipotética tercera guerra mundial.
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Si estallara un conflicto armado global, su lugar de inicio sería el espacio, donde las superpotencias militares irían a la caza de los satélites rivales para sumir a los enemigos en un 'Edad Media tecnológica'.
Privados de comunicaciones espaciales y sin poder navegar vía satélite, las grandes potencias militares del mundo lucharían como en la época anterior a la 'era digital'.
"Ello haría retroceder las batallas en la Tierra hasta la época 'predigital', en el sentido de que sin satélites de navegación, satélites espías ni satélites de comunicación habría que luchar como durante la Primera o la Segunda Guerra Mundial", explicó Peter Singer, de New America Foundation, citado por BBC World Service.
Ello haría retroceder las batallas en la Tierra hasta la época 'predigital'
Aunque lo parezca, este escenario no es una historia de ciencia ficción. El club de superpotencias que disponen de la posibilidad de ir a la guerra de las galaxias, antes formado solo por la URSS y EE.UU., se ha ampliado desde que en 2013 China demostró su capacidad de destruir satélites lanzando un misil contra un satélite en órbita geoestacionaria, una zona del espacio a 35.000 kilómetros de altura. Los expertos dijeron que ese lanzamiento creó un "nuevo nivel de preocupación" para las superpotencias del mundo, escribe 'Daily Telegraph'.
La carrera de armamento espacial comenzó en los años 80 del siglo pasado, cuando el presidente estadounidense, Ronald Reagan, anunció el inicio del programa Iniciativa de Defensa Estratégica, pronto bautizado como 'La guerra de las galaxias' en la URSS.
Por su parte, la Unión Soviética lanzó su propio proyecto de armas 'antisatélite', que se materializó en un misil que debía lanzar (y portar) el nuevo interceptor soviético MiG-31 para destruir objetivos en órbitas bajas. El actual sistema de misiles ruso S-400 también es capaz de derribar objetivos en órbita geoestacionaria.
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Además, Rusia y China están creando sus propios sistemas de posicionamiento global (GLONASS, en el caso de Rusia, ya en uso), puesto que en el hipotético caso de una guerra mundial el GPS dejaría de existir.
EE.UU. también invirtió recientemente 10.000 millones de dólares en la protección de sus satélites en el espacio después de reconocer que la órbita de la Tierra es ahora un "dominio operacional impugnado".
En noviembre de este año Rusia puso a prueba su avanzado misil antisatélite, el más rápido del mundo, que tiene como objetivo la defensa aérea de Moscú, indica el rotativo ruso 'Rossíiskaya Gazeta'.
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