"El tiempo se nos está agotando" destacó el Secretario General Michel Jarraud
“La cantidad de gases de efecto invernadero presentes en la atmósfera alcanzaron un nuevo máximo sin precedentes en 2013”, según el Boletín anual OMM.
El Secretario General de la OMM, Michel Jarraud advirtió que “lejos de disminuir, la concentración de CO2 en la atmósfera aumentó el año pasado a un ritmo que no se había dado en casi 30 años“.
“Debemos invertir esa tendencia reduciendo las emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero como medida generalizada”, dijo Jarraud, y agregó: “Se nos está agotando el tiempo”.“Tenemos la absoluta certeza de que el clima está cambiando y de que las condiciones meteorológicas son cada vez más extremas debido a actividades humanas como la quema de combustibles fósiles”, afirmó Michel Jarraud.
La comunidad científica apela a que la reducción sea mayor de la que están planificando los gobiernos. Los meteorólogos ven que entre las causas además del incremento en la liberación gases por parte de las empresas y las actividades del hombre, está la reducción de ambientes adaptados para la vida en la Tierra, el cual permitiría una mayor reducción del gas.
“Datos preliminares apuntan a que ese aumento posiblemente obedezca a la reducción de la cantidad de CO2 absorbida por la biosfera de la Tierra, sumado al incremento constante de las emisiones de ese gas”, informó la OMM.
Jarrau resaltó que “ello hace que la necesidad de una acción internacional concertada frente a la aceleración del cambio climático, cuyas consecuencias podrían ser devastadoras, sea más apremiante que nunca”.
El informe destacó que entre 1990 y 2013 “el forzamiento radiactivo experimentó un incremento del 34% a causa de los gases de efecto invernadero de larga duración, tales como el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O)”. Este efecto de radiación es el que “provoca un efecto de calentamiento del clima”.
Las cifras dadas por la OMM son elocuentes en 2013, comparadas con la época preindustrial, que se vivió antes de 1750:
- El CO2 en la atmósfera fue 142% más,
- el de metano fue 253% más,
- el de óxido nitroso fue 121% más.
Las redes de la Vigilancia de la Atmósfera Global (VAG) de la OMM registraron que los niveles de CO2 aumentaron más entre 2012 y 2013 que durante cualquier otro año desde 1984. Otras cifras dadas por la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos:
- El CO2 contribuyó un 80% al efecto invernadero 1990-2013,
- su promedio en 2013 alcanzó 396 partes por millón (ppm),
- el aumento fue 2,9 ppm entre 2012 y 2013, récord en 30 años.
“Si sigue creciendo al ritmo actual, se prevé que el promedio anual mundial de concentración de CO2 supere el umbral simbólico de 400 ppm en 2015 o 2016”, según la OMM.
- El metano el segundo gas en contribuir al efecto invernadero,
- en 2013 alcanzó 1824 partes por mil millones, un nuevo récord.
El 40% procede de fuentes naturales, como humedales, termitas, mientras que cerca del 60 por ciento procede de actividades humanas como ganadería, cultivo del arroz, explotación de combustibles fósiles, vertederos, combustión de biomasa.
- El óxido nitroso fue en 2013 325,9 partes por milmillones.
“Su efecto en el clima a lo largo de un periodo de 100 años es 298 veces superior que las mismas emisiones de dióxido de carbono”, recordó la OMM.
Este dióxido nitroso también contribuye significativamente a la destrucción de la capa de ozono estratosférico, que protege al ser humano de los rayos ultravioleta nocivos del Sol.
Las interacciones de la biosfera y océano
Las concentraciones atmosféricas del CO2, según el informe de la OMM, son resultado de complejas interacciones que sufren las emisiones de los gases. Esto ocurre en primer lugar a nivel de la biosfera, que al estar degradada ve una reducción de la absorción.
Además ocurre en los océanos, que se ven presionados a aumentar la absorción de CO2 ante las crecientes emisiones, lo que amortigua y reduce en gran parte el gas en el aire. También se tienen interacciones en la atmósfera misma. El problema que observan los científicos es que la elevada absorción de gas en los océanos aumentó sin precedentes la acidez de los océanos.
La OMM en este sentido explicó que “el incremento de CO2 en la atmósfera se ve amortiguado gracias a la absorción de este gas por los océanos, pero estos pagan un alto tributo por ello. No parecen existir precedentes para el ritmo actual de acidez de los océanos, al menos en los últimos 300 millones de años”, según un análisis que figura en el informe.
“Si el calentamiento de la Tierra no se considera una razón suficiente para reducir las emisiones de CO2, la acidez de los océanos debería serlo puesto que sus efectos ya se están dejando sentir y no hará sino aumentar decenio tras decenio. Me hago eco de la preocupación expresada por el señor Jarraud, declaró Wendy Watson-Wright, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Organización de las Naciones Unidas para la UNESCO.
“Se nos está agotando el tiempo”, remarcó la secretaria ejecutiva, compartiendo la opinión de Jarraud.
Estudios citados por la OMM observan que entre las posibles consecuencias de la acidez de los océanos están las alteraciones de los organismos con concha, caparazón o un esqueleto que requiere calcificación, como es el caso de corales, algas, moluscos y distintas especies de plancton. Para muchos organismos, la calcificación significa su menor índice de supervivencia, desarrollo y crecimiento, así como cambios en sus funciones fisiológicas y una menor biodiversidad. Investigaciones anteriores observaron que el ácido está destruyendo los caracoles en la costa oeste de EE. UU., al igual que en la Antártida.
Los pronósticos no son muy alentadores. Según Jarraud, “el dióxido de carbono permanece en la atmósfera durante cientos de años y en el océano aún mucho más. Las emisiones de CO2 del pasado, presente y futuro tendrán un efecto acumulativo tanto en el calentamiento de la Tierra como en la acidez de los océanos. Las leyes de la física no son negociables”.
Los países acordaron tratar de que el aumento de la temperatura se limite a 2 °C y dar una nueva oportunidad al planeta y a las nuevas generaciones. “No se puede alegar ignorancia como excusa para no actuar”, dijo Jarraud
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