“Los dos fenómenos a veces ocurren al mismo tiempo – de hecho las llamaradas más intensas estarán casi siempre correlacionadas con las Eyecciones de Masa Coronal (CME) – pero emiten diferentes cosas, se ven y viajan de manera diferente, y tienen diferentes efectos en los planetas”, destacó la agencia espacial estadounidense.Los campos magnéticos del Sol están en continuo movimiento y se contorsionan, entonces al igual que una goma retorcida de pronto se liberan en forma explosiva y conducen grandes cantidades de energía al espacio. Cuando esto sucede en la cara solar que se encuentra frente a la Tierra, las ráfagas o partículas emitidas pueden alcanzar a nuestro planeta.
Los científicos de la NASA definen a la llamarada solar como un repentino destello de luz, que puede durar de minutos a horas y contiene enormes cantidades de energía.
“Viajando a la velocidad de la luz, la luz de una llamarada solar tarda ocho minutos para alcanzar la Tierra. Parte de la energía liberada de la antorcha también acelera partículas de muy alta energía que pueden llegar a la Tierra en decenas de minutos”, señala el informe.
Desde la liberación de las contorsiones magnéticas la explosión también arroja materia solar al espacio. “Estas son las Eyecciones de Masa Coronal, también conocidas como las CME. Uno puede pensar en las explosiones utilizando la física de un cañón. La llamarada es como el fogonazo, que se puede ver en cualquier lugar desde los alrededores. La CME es como la bala de cañón, impulsada hacia delante en una sola dirección; esta masa expulsada preferentemente sólo afecta a un área objetivo”, según los científicos.
Estas CME son como inmensas nubes de partículas magnetizadas que viajan a más de un millón de millas por hora; un tipo de material caliente llamado plasma que “tarda hasta tres días en llegar a la Tierra”.
Las diferencias entre los dos tipos de explosiones pueden ser vistas a través de los telescopios solares. Las llamaradas o bengalas aparecen como una luz brillante, y las CME se despliegan como enormes ondas de gas que van ampliándose en el espacio”, destaca la NASA.
Los efectos de ambas luego de llegar a la Tierra también son diferentes. Una ráfaga de llamarada puede bloquear las ondas de radio al cruzar esa parte de la atmósfera, lo que significa una degradación o un apagón temporal de las señales de navegación o comunicaciones.
En cambio las CME empujan el campo magnético de la Tierra hacia los polos terrestres y cuando las partículas deslizadas reaccionan con el oxígeno y nitrógeno forman las auroras boreales australes.
“Además, los cambios magnéticos [terrestres] pueden afectar a una variedad de tecnologías humanas. Las ondas de radio de alta frecuencia pueden ser degradadas: las radios transmiten estática, y las coordenadas GPS se pierden por varios metros. Las oscilaciones magnéticas también pueden crear corrientes eléctricas en las redes de los servicios públicos terrestres, las cuales pueden sobrecargar los sistemas eléctricos cuando las compañías no están preparadas.
La NASA cuenta con una flota de observatorios en el espacio están siempre registrando estas explosiones y pueden hacer predicciones sobre cuando una CME llegará a la Tierra.
Estos equipos luego alertan a las empresas de energía, las líneas aéreas y otras partes interesadas para que puedan tomar las precauciones en caso de una tormenta solar. Por ejemplo, si una CME es fuerte, las empresas de servicios públicos pueden determinar redirigir las cargas de potencia para proteger las redes”.
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